jueves, 30 de abril de 2020

EL DAÑO POTENCIAL DE LOS MENSAJES DE POSITIVIDAD EN LA CRISIS DEL CORONAVIRUS (Ruiz, 2020)





Usted ha podido escuchar y ver gran cantidad de mensajes que le dicen que de esta crisis se puede salir más fuerte, armónico y positivo que antes de la misma.

Pero se puede dar el caso de que usted haya salido más pobre y con menos recursos materiales y por lo tanto con menos ilusión y más pesimista que antes.

Esto no es porque usted no sea capaz de tener una actitud positiva en su vida, sino el resultado de unas condiciones de vida peores y más injustas.

Seguramente si desea mejorar estas condiciones de vida tendrá que colaborar con otras personas que se encuentren en situaciones similares y reclamar sus derechos para mejorar las condiciones materiales de su vida.

 Un psicólogo "realista" que no positivista, compartirá con usted estas vías de acción y no le hará creer falsamente que todo se debe a la actitud personal de cada cual.


lunes, 27 de abril de 2020

SISTEMA MULTIDIMENSIONAL DE COMPORTAMIENTOS EN LA INTERACCIÓN TERAPÉUTICA. ENTREVISTA A DENIS R. ZAMIGNANI (2015)






En una línea parecida a la de la Dra. Frojan desde Brasil...


Artículo original en portugués


Entrevista con Denis Roberto Zamignani: sistema multidimensional de comportamientos en la interacción terapéutica

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El 29 de mayo de 2015, el analista de comportamiento Denis Roberto Zamignani lanzará los libros "Investigación de procesos en psicoterapia: Vol. I - Desarrollo de SIMCCIT / Sistema multidimensional para la categorización de comportamientos en la interacción terapéutica" e "Investigación de procesos in Psychotherapy: Vol II - Studies from SIMCCIT ”, en el III Congreso Brasileño de Terapia para Contingencias de Refuerzo y Reunión de Terapeutas de la Conducta. Ambos trabajos se derivan de su tesis doctoral, desarrollada bajo la guía del Prof. Dra. Sônia Beatriz Meyer, de la Universidad de São Paulo (USP). Dada la relevancia del tema, Comporte-se invitó a Denis Zamignani a hablar sobre los libros que se lanzarán en una entrevista exclusiva, que puede ver a continuación.
1) ¿Cómo se interesó en el desarrollo de un sistema multidimensional para clasificar los comportamientos en la interacción terapéutica?
Hola Esequias, equipo y todos los lectores de Comporte-se.
Desde mi graduación, bajo la guía del Prof. Roberto Banaco, realizo investigaciones sobre el proceso clínico. Mi primera investigación fue sobre el proceso de toma de decisiones del terapeuta durante la sesión. Filmamos la sesión terapéutica y luego entrevistamos al terapeuta sobre sus pensamientos y emociones en los momentos clave de su intervención. Esta fue la primera vez que fue necesario desarrollar categorías de comportamiento. Algunos años después, ya en el desarrollo de mi maestría, bajo la guía de Profa. Maria Amalia, nuevamente fui a estudiar la sesión terapéutica, esta vez analizando la interacción terapéutica al servicio de los clientes con el diagnóstico de trastorno obsesivo-compulsivo. Era la primera vez que el hecho de que cada investigador que se aventuraba a estudiar la interacción terapéutica "comenzaba desde cero" comenzó a llamar mi atención, creando nuevas categorías a partir de los datos observados. En ese momento ya argumentaba en nuestro grupo de investigación que deberíamos desarrollar categorías que sean compatibles entre sí, ya que esto favorecería que nuestros datos sean comparables. Eso no fue posible en ese momento. En el doctorado, le propuse a Sonia Meyer, mi asesora, el desarrollo de un sistema de categorías. Pero pensé que era importante que este sistema no solo involucrara un comportamiento verbal verbal, sino también las diferentes dimensiones de la interacción terapéutica. Cinco años después, nació SiMCCIT - Sistema multidimensional para la categorización de comportamientos en la interacción terapéutica. creando nuevas categorías a partir de los datos observados. En ese momento ya argumentaba en nuestro grupo de investigación que deberíamos desarrollar categorías que sean compatibles entre sí, ya que esto favorecería que nuestros datos sean comparables. 
2) En el Volumen I del libro, hablará sobre las categorías de comportamiento verbal que ha alcanzado a través de su investigación doctoral. ¿Cuáles son estas categorías?
SiMCCIT consta de tres ejes para categorizar el comportamiento del terapeuta y el cliente en la sesión, cada uno de los cuales representa una dimensión o aspecto del comportamiento de los participantes: Eje I: comportamiento verbal; Eje II: Temas y Eje III: Respuestas motoras. Los primeros dos ejes también están compuestos por calificadores, que especifican algunas propiedades del comportamiento categorizado. El eje de categorización que se refiere al comportamiento verbal tiene como calificadores el tono emocional y la presencia o ausencia de gestos ilustrativos. El eje del tema tiene como calificadores el enfoque en el tiempo y la conducción del tema por parte de los participantes.
3) En el Volumen II del libro presentas estudios desarrollados a partir de SIMCCIT. ¿Podría dar una vista previa de los resultados obtenidos?
El Volumen II es un trabajo que me brinda una satisfacción especial, ya que muestra que el trabajo desarrollado ha dado sus frutos y SiMCCIT continúa siendo una herramienta útil para el desarrollo de varios estudios en terapia analítica de comportamiento. Los capítulos que componen el libro fueron desarrollados por investigadores de diferentes grupos de investigación en el país (USP-SP, PUC-SP, Núcleo Paradigma, UNESP-Bauru) y abordan las adaptaciones de SiMCCIT a diferentes modalidades de intervención, como la terapia infantil, grupo y pareja, además del estudio de varios problemas y quejas, como el uso de pautas reflexivas e intervenciones en terapia, terapia con clientes difíciles y clientes límite, jóvenes en conflicto con la ley, madres de adolescentes con problemas de conducta, terapia infantil y de adultos.
4) ¿Cómo pueden contribuir los datos presentados en los libros a la práctica clínica del terapeuta analítico conductual?
Los estudios presentados en el libro, además de contribuir al desarrollo de la investigación en terapia analítico-conductual, aportan algunos hallazgos muy importantes sobre cada uno de los temas estudiados. La gran contribución de los estudios de este tipo es la identificación de patrones de interacción terapéutica que pueden contribuir a la descripción de los procesos de cambio, favoreciendo la enseñanza de la terapia analítico-conductual y también ayudando a mejorar la práctica clínica. 
5) ¿Se están desarrollando otros estudios sobre el tema en Brasil? Si es así, ¿cuáles?
Sí. En Florianópolis, Luciana Moskorz desarrolló su doctorado con la guía de Olga Kubo, un estudio muy interesante e importante ( haga clic aquí), en el que derivó clases de comportamiento de algunas categorías de SiMCCIT. ¡Es sorprendente cuántas clases forman una sola categoría de comportamiento! El trabajo de Luciana tiene un valor heurístico fantástico y merece ser explorado más a fondo, ya que contribuye mucho al desarrollo de la capacitación para terapeutas. Una pena que cuando defendió su tesis el libro ya estaba muy avanzado y no había más tiempo para pedirle un mensaje de texto. ¿Quién sabe que habrá una próxima? El grupo Sonia Meyer de la USP y otros grupos de investigación que publicaron en el libro continúan usando SiMCCIT en sus investigaciones. También en la Universidade São Judas y Mackenzie, sé que hay algunos trabajos desarrollados y en desarrollo. Y creo que, con el lanzamiento del libro, vendrán aún más estudios. 
6) ¿Cuáles fueron sus principales dificultades para desarrollar la investigación doctoral que dio origen al libro y para prepararlo?
Principalmente la gran cantidad de datos y la complejidad de los estudios que involucran el comportamiento no verbal y el comportamiento verbal no vocal. Necesitaba desarrollar un sistema de categorización que fuera fácil de aplicar y que no requiriera dispositivos tecnológicos importantes y la literatura en esta área trajo métodos muy interesantes para estudiar el comportamiento no vocal, pero que implicaba una enorme complejidad. Opté por simplificar mucho las categorías para no hacer inviable la continuidad de la investigación de otros investigadores.
7) En su opinión, ¿cuáles fueron las principales contribuciones de este trabajo a su desarrollo profesional y personal?
Aprendí mucho, especialmente sobre la metodología de investigación aplicada y lo que hace el terapeuta conductual. Durante la calificación, algunos miembros de la junta me llamaron la atención sobre el hecho de que no solo tenía un sistema de investigación, sino también un rico material para enseñar a los terapeutas. Solo entonces presté atención a esto, y vi que cada categoría descrita en SiMCCIT representaba un comportamiento que debería ser desarrollado por el terapeuta u observado en el comportamiento del cliente. Esto me llevó a descubrir toda una línea de estudio llamada "habilidades de ayuda" (que traduje libremente como "habilidades terapéuticas"), dirigida a desarrollar estos comportamientos o habilidades. Esto dio lugar al capítulo en el Volumen I "Un ejercicio para describir el proceso terapéutico analítico-conductual de las categorías de comportamiento SiMCCIT", en el que doy una descripción general del proceso terapéutico, aplicando las categorías SiMCCIT en cada una de las etapas. del proceso De todos modos, aprendí como terapeuta, como investigador y también como maestro y supervisor de nuevos terapeutas. Espero que el libro contribuya al entrenamiento y la mejora de aquellos interesados ​​en la práctica terapéutica.

CUANDO DICES QUE ERES UN TERAPEUTA CONTEXTUAL Y TE GUSTA MÁS UN DIAGNÓSTICO QUE A MI AGAPONIS QUE LO SUELTEN DE SU JAULA (Ruiz, 2020)





CUANDO DICES QUE ERES UN TERAPEUTA CONTEXTUAL Y TE GUSTA MÁS UN DIAGNÓSTICO QUE A MI AGAPONIS QUE LO SUELTEN DE SU JAULA (Ruiz, 2020)


A veces incluso a los que renegamos abiertamente de las etiquetas diagnósticas de los llamados trastornos mentales se nos pone en situaciones límites donde determinadas circunstancias sociales desventajosas y los poderes sociales dominantes nos incitan a usarlos.

Veamos algunos casos:

Por ejemplo si te han convocado de perito-testigo  para un juicio y las partes te preguntan sobre que problema mental presenta la persona en cuestión y si eso le hace más o menos responsable de unos actos determinados.

Si tienes un cliente (paciente) en un servicio público de salud mental con una situación socioeconómica desventajosa donde junto al informe social el ponerle un determinado diagnóstico le facilita el acceso a determinados recursos

Si está funcionado un recurso terapéutico pongamos para «trastornos límites de personalidad» «Trastorno hiperactivo» «Trastorno mental grave» o cualquier otra etiqueta y parece una buena opción para el caso de la persona que atiendes; y para poder acceder a este tienes que justificar que esa persona «tiene ese problema».

Los que trabajamos en la salud mental pública somos bien conscientes de estas demandas reales y de otras similares. También en el ámbito privado se pueden dar casos similares.

Pero una cosa es usar estas etiquetas en esas situaciones por cuestiones éticas y prácticas y otra bien distinta es defenderlas a muerte como entidades de cosas reales que están hay fuera en el mundo como las montañas, los ríos, las personas, etc. 

El modelo del «imperio» está  tan extendido y generalizado que en esos ámbitos no usar esas etiquetas es sinónimo de que defiendes la antipsiquiatría o que sencillamente te has psicotizado y estás fuera de la realidad.

Sin embargo un análisis científico de estas entidades y de las llamadas causas del modelo biomédico (el principal interesado en que se generen) no se sostiene en base a las evidencias. Hay muchos poderes interesados en la generación de estas etiquetas, desde amplios sectores de la APA hasta sectores farmacéuticos, se juega mucho dinero en esto.

Una gran cantidad de la demanda a los centros de salud lo son por problemas depresivos que pasados por el modelo medico reciben psicofármacos en el mundo por toneladas; imagine los billetes que mueve todo esto.

Ese es el problema grave, usar las etiquetas de modo circular para explicar todo sin explicar absolutamente nada.

Estas etiquetas son solo descripciones de clases de conductas problemas que presentan las personas, descripciones convencionales que cambian a lo largo de la historia y de los poderes psiquiátricos de momento.

No explican a que se deben esos problemas ni siquiera como abordarlos. Además son flashes o fotos fijas para capturar atascos en trayectorias de vida que siempre la desbordan. 

A veces si que la explican como hipótesis de fallos cerebrales de causa bioquímica o genética o de esquemas o conflictos mentales internos que suelen ser merar hipótesis con implicaciones prácticas bien graves. 

La más graves son situar a la persona como un actor pasivo de un padecimiento de un supuesto trastorno interno del que muchas veces tiene poco control, estimularles a luchar para controlar pensamientos y sentimientos inadecuados más que en centrarse en acciones de contra-control de situaciones adversas y alejarlos de acciones que den sentidos a sus vidas intentando resolver conflictos mentales interminables o que la neurociencia descubra el fármaco que le haga dejar de sufrir en su vida

Basta con leer un poco en torno a las críticas de los sistemas DSM-CIE para darse cuenta de los arbitrarias que son, el daño que hacen estigmatizando a la gente y como se postulan como nombres de enfermedades mentales sin tener una realidad como tales.

Evidentemente la gente sufre y presenta problemas con y sin etiquetas, pero si además le pones etiquetas se despliegan una serie de estrategias de intervención que derivan de creer, sin evidencia, que hay una avería en la cabeza de la gente que presenta tales etiquetas. 

Si es cierto, hay personas que deliran y presentan alucinaciones a las que se les etiqueta de psicóticos o esquizofénicos. Estas experiencias de estas personas suceden en la realidad y son la gasolina principal que sostiene en el fondo a los defensores de las etiquetas y del concepto de enfermedad mental. Sin embargo esas experiencias  que son reales, parecen responder a otras circunstancias bien distintas a supuestos fallos cerebrales, aspecto al que daremos cabida en sucesivas entradas en este blog.

Solo un dato, todas las campañas desde los servicios de salud mental para que se estigmatice menos a los llamados enfermos mentales suelen ser un conjunto de predicaciones bien intencionadas y un fracaso real. Vean si la promoción de las etiquetas mentales ayudan en esto.

Aún, a mi consideración, es mas grave cuando aparecen psicólogos que se dicen  contextuales y promulgan la utilidad pragmática de las etiquetas, ya que argumentan que a la gente hay que decirles lo que les pasa y estas hasta te la pueden exigir.

Y es cierto que muchas personas te pueden exigir las etiquetas para justificar que no pueden volver a trabajar o a ir a hacer ciertas actividades, etc. Es decir tienen una función o beneficio, legítimo o no.

A estos colegas le da igual usar o no las etiquetas pues consideran que la mejor manera de convivir con el imperio es usarlas como uno más.

Parecen no caer en la cuenta de que a las personas se les puede hacer otras devoluciones funcionales de sus problemas y empoderarlas desde las acciones en su medio de vida no desde esclarecer  o arreglar el fallo de su cabeza, perspectiva del todo distinta.

Tampoco parecen conscientes, o simplemente les mueve otros intereses, de que usarlas promueve la práctica cultural de más de lo mismo, reforzando así las explicaciones más tradicionales de que a las personas «les pasa algo y tienen algo por dentro» que explican sus dificultades

Los psicólogos no debemos copiar el modelo biomédico, tenemos cosas que decir y hacer desde ángulos y perspectivas bien distintas.

Y en esto no solo los contextuales tenemos algo que decir, sino también otros colegas que desde perspectivas distintas sitúan los problemas psicológicos en el contexto de las vidas  y las relaciones de las personas, no en mundos mentales ni neuronales internos.

Ojo, no negamos la existencia de mundos mentales y neuronales, pero si defendemos que estos mundos forman parte de la relación global de las personas con las situaciones de sus vidas, no son mundos al margen de estas interacciones,  que son la urdimbre donde están realmente las raíces de los problemas y las potenciales alternativas a estos.

Entiendo que a mi agaponis le guste salir de su jaula porque tiene mas posibilidades (reforzadores)  de volar, extender sus alas, picotear muebles, tejidos, e incluso interaccionar conmigo.

Y entiendo que a muchos colegas les guste picotear los diagnósticos pues le dan un caché, como una especie de mini-psiquiatras o pseudopsiquiatras para obtener beneficios en determinados ámbitos.

O sea comprender, lo comprendo, compartirlo no lo hago.

sábado, 25 de abril de 2020

¿QUE PROPONEMOS COMO TERAPEUTAS CONTEXTUALES ANTE ESTA CRISIS DEL CORONAVIRUS? (Ruiz y cols. 2020)



 Documento abierto a sucesivas modificaciones******


1. Los problemas de la vida antes, durante y después de la pandemia del coronavirus no son enfermedades mentales.

-Puede que usted haya formado parte de una situación que ha estado en primera línea de atención a personas enfermas del coronavirus, haya visto morir a familiares o a enfermos  en situaciones agónicas y lamentables o ha estado expuesto a un alto riesgo de ser contagiado en su trabajo habitual. Puede por ello presentar recuerdos de estas situaciones vividas que se le vienen a la mente con frecuencia, presentar desanimo, ansiedad, irritabilidad, retirada de situaciones anteriormente placenteras, mayores problemas al relacionarse con otras personas de su entorno, etc. Todo esto quizás  le hace sentir mal y usted como la inmensa mayoría de las personas no desea sentirse mal.

-Puede que usted no sea parte de ese colectivo de personas de primera línea expuesta a la pandemia sino parte de la inmesa mayoría de la gente que ha estado confinada en su casa 40 o 50 días o más incluso. Quizás ha tenido que residir en una piso pequeño con otros familiares, niños, etc. Ha estado sometido a tensiones en esas relaciones en ese periodo, quizás preocupado con motivo de su situación laboral y económica venidera, o incluso puede verse en la desagradable situación que le hayan despedido del trabajo y se las tenga que ver con como hace frente a gastos, alimentos, etc. Esto puede provocar desanimo, ansiedad, irritabilidad y problemas de relación con otras personas. Todo esto quizás  le hace sentir mal y usted como la inmensa mayoría de las personas no desea sentirse mal.

-Puede también encontrarse en la situación de haber estado confinado en su casa durante todo este tiempo, haber oído  y visto en los medios como diversos especialistas en psicología y psiquiatría han afirmado que la mayoría de las personas vamos a desarrollar un trauma más o menos fuerte debido a esta crisis mundial y que además de la pandemia del coronavirus se viene una terrible pandemia de todo tipo de enfermedades mentales. Y puede que usted realmente no sienta que padece ningún trauma ni problema mental, y se pregunte, ¿soy yo una persona normal por no sentir todas estas cosas que dicen que es lo normal sentir después de todo esto?, o sencillamente que la parezca todo esto una exageración más o menos interesada para los negocios de quienes anuncian tales tragedias.

En los tres casos de arriba o en cualquier otro que no se ajuste exactamente a ellos es probable que se le diga o que incluso usted mismo piense que puede tener un trastorno o enfermedad mental de distinto tipo, un trastorno por estrés postraumático, un trastorno adaptativo de ansiedad o depresión o cualquier otra etiqueta de las enfermedades mentales. Y puede que esto se lo diga una persona cercana, un medico o un profesional de la salud mental directamente, o usted lo intuya tras ver las noticias de la televisión o lo que lee en internet.

Sea cual sea el caso, puede que le digan que usted tiene una enfermedad mental con sus etiquetas o que lo piense usted mismo promovido por todo este ambiente. Pero recuerde, usted simplemente tiene problemas de la vida que le hacen sentir mal y no desea sentirse mal


2. Los problemas de la vida antes, durante y después de la pandemia del coronavirus pueden provocar o no, problemas psicológicos.

Como usted no desea sentirse mal buscará soluciones para estos problemas que tiene en su vida. Según sus circunstancias, los muchos o pocos apoyos de otras personas con los que cuente, sus recursos económicos y materiales  y como usted haya aprendido en base a su experiencia a enfrentar estas dificultades que le pueden provocar un malestar del que desea deshacerse, actuará de una manera determinada y obtendrá unos resultados mas o menos favorables para usted y para las personas que le importan.

Puede que sus problemas económicos-laborales y/o de relación, que se relacionan con su malestar, los resuelva con sus propios medios o con la ayuda de la gente que conoce en su vida y no necesite contactar con ningún profesional de la salud o ningún asesor sindical por ejemplo.

Puede también verse en el caso donde no encuentre o no sepa como atajar tales problemas que le provocan malestar y acuda o le aconsejen acudir a su medico de cabecera o a un psiquiatra por que sus problemas de vida le hacen sentir ansiedad, tristeza, irritabilidad y usted además puede tener problemas de relación con sus allegados; o si usted se lo puede permitir, acuda a un profesional privado de la salud mental.

El medico de cabecera  o el profesional de la salud mental puede ser comprensivo con sus dificultades y aconsejarle como buscar ayuda laboral, sindical, etc.; según su caso, entendiendo que sus problemas son problemas de la vida que le causan malestar y comprobar además si usted se atasca a la hora de encararlos en sus intentos de solución que le llevan quizás a meterse aún más en esa situación problemática y trabajar para que al menos no se haga aún una bola mas grande.

Puede que le aconseje tomar por un tiempo alguna medicación para conciliar el sueño, o le aconseje alguna estrategia para lidiar con el estrés, pero sin devolverle que tiene un trastorno mental sino una situación de su vida donde se atascó, o le atascaron, y donde hay que poner en marcha recursos  o medios no solo sanitarios o psicológicos sino de posibilidades de cambio de esas situaciones hasta donde se pueda llegar.

Se puede sin embargo encontrar con el caso, y esto es bastante habitual por desgracia, que ese medico, psicólogo, psiquiatra o profesional de la salud, tras escuchar y valorar su caso de problema de la vida, le diga que usted tiene una enfermedad mental del tipo tal y que mientras no la resuelva no podrá retomar el rumbo de su vida; y seguramente hará esto con las mejores intenciones de ayudarle pero a la larga esto tiene mas posibilidades de añadir problemas adicionales a los que ya tiene usted.


3. Los problemas psicológicos son intentos de solución de problemas de la vida donde las personas nos atascamos pero no son enfermedades mentales

Antes hablamos como las personas al sentirse mal e intentar solucionar sus problemas de la vida pueden atascarse y meterse aún más en las situaciones problemáticas de sus vidas. Si este es el caso, tenemos un problema psicológico.

El problema psicológico no es el problema de tipo social o económico que usted puede tener, ni siquiera los problemas de relación que puede presentar con otras personas de su entorno. Es sin embargo el resultado de que usted se enganche en intentos de solución a estos problemas que le metan aún mas en esas situaciones de la vida problemáticas y que le impidan otros cursos de acción para cambiarlas o tratar de mejorarlas según lo que le importe a usted.

Esos enganches a soluciones que a la larga le meten aún mas en dificultades y que aumentan aún más la brecha entre la vida que quiere y la que tiene son el material del que están hecho los problemas psicológicos.

Pero recuerde, los problemas psicológicos son intentos de solución a los que nos enganchamos que nos meten aún más en atascos en nuestros problemas de la vida, pero no son enfermedades mentales de ningún tipo.

4. Las llamadas enfermedades mentales son etiquetas, explicaciones e intervenciones que a menudo perjudican aún más los problemas de la vida ya existentes y pocas veces son de ayuda

Se puede preguntar  y hasta discrepar legítimamente que las enfermedades mentales son enfermedades reales como cualquier otra y que estas personas en este documento están afirmando cosas que no son  reales.

Pero considere estos aspectos por un momento, y si lo desea busque información al respecto para que usted se haga su propia opinión que puede ser similar o bien distinta a la nuestra:

-Habitualmente se considera que las enfermedades mentales derivan de una avería o fallo en la cabeza de las personas producido bien por alteraciones del sistema nervioso a nivel del mal funcionamiento del cerebro y/ o por problemas o conflictos internos de tipo mental de la persona concreta o una combinación de ambos.

-Sin embargo salvo los problemas neurológicos (que no los llamados trastornos mentales) no se ha encontrado en más de un siglo evidencias de que existan esos supuestos fallos o averías internas que causen esas conductas llamadas de enfermedad mental.

-Cuando se han encontrado problemas cerebrales por ejemplo en las llamadas psicosis se ha comprobado cada vez con mas fuerza que esas alteraciones del cerebro encontradas en algunas de esas personas etiquetadas así se han debido a situaciones extremas de maltrato, pobreza o carencia ambiental, y que son esas situaciones las causantes y donde hay que poner el acento no en los resultados de esas lesiones que son consecuencias de aquellas.

-Que la medicación farmacológica  o psiquiátrica,incluso el ingreso temporal en unidades de psiquiatría  es útil en diversas situaciones de urgencias como alteraciones extremas de la conducta que ponen en peligro la vida de la persona o la de sus allegados para proteger la vida de los implicados, pero que tras este periodo haya que actuar indudablemente sobre las condiciones de la vida de estas personas y no decantarse por una intervención prolongada que ponga el acento en la medicación o los conflictos mentales internos.

-Lo anterior es igualmente valido para todos los problemas etiquetados socialmente como enfermedades mentales.

-Que el etiquetado de los problemas de la vida (incluidos los llamados problemas psicológicos) como enfermedades mentales tienden a buscar la causa del malestar de las personas en su interior como averías o fallos de las cabezas poniendo el acento en el sujeto particular y tapando los problemas de estas personas en relación a las circunstancias de su vida donde realmente hay que actuar para disminuir los atascos y muchas veces siendo necesaria para desastascarles la colaboración y ayuda de otros agentes sociales no solo de los profesionales de la llamada salud mental.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

(Era un manifiesto, no un artículo, pero como suscitó la necesidad de apoyo de referencias teóricas-empíricas, aquí unos cuantos...Agradezco a Karemi Rodriguez Batista esta anotación y sus propias referencias que añado a este texto)


-Cooke, A. (editor). Comprender la psicosis y la esquizofrenia. The British Psychological Society.2000

-González Pardo, H. y Pérez Álvarez, M. La invención de los trastornos mentales. ¿Escuchando al fármaco o al paciente?. Alianza Editorial, 2007

-López Mendez, E. y Costa Cabanillas, M. Los problemas psicológicos no son enfermedades: Una crítica radical a la psicopatología. Pirámide. 2014

-López Mendez, E. y Costa Cabanillas, M. Manual de consejo psicológico . Editorial Síntesis. 2012

-Moncrieff, J. Hablanco claro. Una introducción a los fármacos psiquiátricos. Herder Editorial.

-Ortíz Lobo, A. y Huertas, R. (coordinadores).  Crítica y alternativas en psiquiatría. Catarata. 2018

-Pérez Álvarez, M. Las cuatro causas de los trastornos psicológicos. Editorial Universitas. 2003

-Pérez Álvarez, M. Las terapias de tercera generación como terapias contextuales. Editorial Síntesis.2014

-Read.J. El sentido de la locura. Herder Editorial. 2012

-Vispe, A. y Valdecasas, J.G. Postpsiquiatría. Textos para prácticas y teorías postpsiquiátricas. Grupo 5. 2018

Anexos de  referencias aportadas por Karemi Rodriguez Batista:

-The biomedical model of mental disorder: A critical analysis of its validity, utility, and effects on psychotherapy research Brett J. Deacon ⁎
https://jonabram.web.unc.edu/files/2013/09/Deacon_biomedical_model_2013.pdf?fbclid=IwAR2SmVPkzpJ-ewH39NIsb21vXeUCXIASTX3ktqi8sVO3ITAwgbpkjs4lk3w

-¿SON LOS TRASTORNOS PSICOLÓGICOS ENFERMEDADES COMO OTRA CUALQUIERA? Marino Pérez Universidad de Oviedo
http://www.cop.es/infocop/pdf/1568.pdf?fbclid=IwAR1LEQZC-ZaQ5RqhEfFCvVOFzVHXZxigG5SC-qmLGXq-qKCsv3BqUTXfEvs

-DESVELAR EL SECRETO DE LOS ENIGMAS DESPATOLOGIZAR LA PSICOLOGÍA CLÍNICA REVEALING THE SECRET OF ENIGMAS: NON-PATHOLOGICAL CLINICAL PSYCHOLOGY Ernesto López Méndez1 y Miguel Costa Cabanillas2
http://www.papelesdelpsicologo.es/pdf/2135.pdf?fbclid=IwAR0moWjf2wavb2DlfPAP2rDs9abb5SxYHiJhTahpUuZtb6dMDWR-GWtQx0E



Blogs de postpsiquiatria:

-http://postpsiquiatria.blogspot.com/ (Muchas referencias desde la postpsiquiatría)

-http://revoluciondelirante.blogspot.com/

-https://madinamerica-hispanohablante.org/

Vídeos de Youtube relevantes:

Hablando claro: Una introducción a los fármacos psiquiátricos - Joana Moncrieff (presentación) https://www.youtube.com/watch?v=BOB6m8UtwJY


El sentido de la locura -Jhon Read


La invención de trastornos mentales | Marino Perez Alvarez | TEDxTorrelodones


Confrontando el cerebrocentrismo que nos invade 1 Marino Perez Álvarez



Confrontando el cerebrocentrismo que nos invade 2 Marino Perez Álvarez



Marino Pérez Álvarez, Entelequia genética


Marino Pérez - Fundamentos de la psicología más allá del fundamentalismo neurocientífico


https://www.youtube.com/watch?v=BWTBnzzcgvw&t=4675s


Marino Pérez Álvarez - Origen Moderno De La Psicopatología



Postpsiquiatría: removiendo los cimientos del poder psiquiátrico | Alberto Ortiz


Alberto Ortiz Lobo: desmedicalizando la Salud Mental




viernes, 24 de abril de 2020

¿QUE HACE QUE LOS HUMANOS DIGAMOS UNA COSA Y HAGAMOS OTRA EN MUCHAS OCASIONES Y CÓMO AUMENTAR LA CORRESPONDENCIA ENTRE AMBAS? (Ruiz y Cravzoff, 2020)





¿QUE HACE QUE LOS HUMANOS DIGAMOS UNA COSA Y HAGAMOS OTRA EN MUCHAS OCASIONES Y CÓMO AUMENTAR LA CORRESPONDENCIA ENTRE AMBAS? (Ruiz y Cravzoff, 2020)


Todos sabemos que los políticos en campaña prometen unas cosas y después si llegan a gobernar hacen otras justificando sus acciones de distinta manera. Y todos sabemos que nosotros mismos a veces decimos que vamos a hacer una cosa y después hacemos otra. 
 

Esto muchas veces se debe a que las circunstancias donde decimos una cosa es diferente a las que después no encontramos al hacerlas, y no necesariamente se debe a una falta de honradez o a mentiras al seguir unos valores y acciones coherentes con ellos. Por ejemplo prometimos algo en unas circunstancias (o los políticos del ejemplo) y después estamos en unas condiciones bien distintas donde es complicado a imposible llevarlas a cabo; esto es sin duda algo común.


Evidentemente también hay personas que funcionan dando el “parabién a todos” y después hacen otras cosas bien distinta a lo prometido por que ello tiene unas funciones en sus vidas, como conseguir ciertas ventajas y beneficios sobre otros, etc. En estos casos si que está justificado hablar de mentiras y malas artes poco honradas.


Este tema es de una importancia social capital (Herrazo y Luciano, 1994) dado que supone la mayor o menor coherencia o correspondencia entre los que se dice y lo que se hace y tiene e efecto de una mayor o menor confianza en las relaciones sociales. 
 

También es muy importante en las relaciones de terapia entre los clínicos y sus clientes, ya que conlleva que estos hagan o no lo que han compartido con nosotros verbalmente ( han dicho que han hecho o van a hacer) en la sala de consulta y lo que hicieron o harán en su vida fuera de esta. 
 

Esto también nos incumbe como psicólogos o psiquiatras cuando decimos que nosotros hacemos tal cosa (como ejemplo) o proponemos un curso de acción o un ejercicio experiencial por caso para abordar una cuestión, y después en nuestras vidas hacemos cosas bien distintas.


¿Y cómo podemos aumentar la correspondencia o coherencia entre lo que dicen nuestros clientes (y nosotros mismos) y lo que hacen (hacemos) después?


Inicialmente Herrazo y Luciano (1994) hace ya 16 años exponen hasta 10 procedimientos distintos para reforzar diferencialmente a niños normales, y a niños y adultos con retraso en el desarrollo la correspondencia decir-hacer con el objetivo de que estos niños presentaran conductas posteriores adecuadas en otros contextos y dejaran de hacer otras inadecuadas. Todo ello siguiendo los procedimientos operantes skinnerianos. 
 
Los resultados es que se muestran útiles, pero no exentos de problemas siendo el mayor la variabilidad entre los sujetos en estas correspondencia, elemento que no tiene respuesta en ese año del artículo, y que sitúa a Luciano en un momento puente del cambio posterior que hace en la línea de Hayes y la teoría del marco relacional en una perspectiva postskinneriana.


¿Qué ocurre en adulto o niños sin retraso del desarrollo? ¿Son suficientes los programas de reforzamiento diferencial? 
 

Como respuesta a estas preguntas, al menos en parte, es importante considerar el papel del autocontrol en los humanos, y paralelamente el papel del lenguaje.


El autocontrol supone regular el propio comportamiento en función de reforzadores demorados, que en la terapia ACT reciben el nombre de valores, y no los inmediatos que igualmente en ACT suponen muchas veces el reforzamiento inmediato muchas veces de tipo negativo al terminar con experiencias-situaciones desagradables inmediatas. 
 

Siguiendo a Wilson y Luciano (2007) los humanos establecemos relaciones arbitrarias entre comportamiento verbal y no verbal, en este caso entre el decir y el hacer, que hemos aprendido desde que nos relacionamos con otras personas desde nuestra infancia. Una vez que lo hemos aprendido podemos regular nuestra conducta verbal y simbólicamente aún en presencia de contingencias inmediatas contrarias y aún ante aspectos que no están presentes físicamente en la situación actual.


El cambio es enorme en esta concepción. En la primera, que podemos llamar de aprendizaje asociativo, la conducta es regulada por estímulos o consecuencias inmediatas que están presentes en la vida del sujeto en ese momento o bien que suceden de manera espacio-temporal a sus acciones de manera más o menos inmediata.

 Esto realmente funciona así para todos los humanos, al menos durante el primer año de vida (Hayes, 2020). Ahora bien una vez establecido unos repertorios verbales mínimos, las personas entramos en el mundo simbólico de los significados verbales, donde nuestras conductas siguen teniendo funciones o propósitos (esto es común para skinnerianos y postskinnerianos) pero se desarrolla un nuevo tipo de aprendizaje, el relacional. 
 

Este aprendizaje relacional (un tipo de aprendizaje operante específicamente humano) no nos saca de los contextos de la vida, sino que nos sigue situando en ella, pero ahora también por los efectos de nuestras relaciones socio-verbales directas y simbólicas.


Nuestras acciones ya no son reguladas solo por las contingencias inmediatas sino también por contingencias demoradas en el tiempo y el espacio, regulada por reglas y relaciones verbales que construimos arbitrariamente a partir de aprendizajes asociativos previos, pero que en este momento ya dejan de serlo tal cual. A esto comúnmente se le llama desarrollo cognitivo, pero en lenguaje conductual se les denomina repertorios de operantes relacionales.


¿Y todo esto a que lleva en la correspondencia decir-hacer?


Lleva a que no solo bastaría con reforzar asociativamente (directamente) esas correspondencias dado que generaría un efecto de meramente obediencia al que emite la regla y que podría desaparecer si no existe la posibilidad de que castigue si no se hace así. Ciertamente gran parte de la conducta social humana funciona así (Skinner, 1953).


Y también es cierto que este control asociativo está a la base del posterior relacional en los humanos. Es decir desde la teoría del marco relacional nuestra conducta depende del aprendizaje directo o asociativo y del derivado verbalmente.


La cuestión ahora es como hacer que las personas, los políticos, los clientes de terapia, los terapeutas y nosotros mismos seamos más coherentes, cuando esto es importante, en nuestras vidas sin ser solamente controlados o regulados por los efectos reforzantes, de castigo o extinción inmediatos o un poco más demorados espacio-temporalmente.


Aquí ahora la cuestión es como aumentar la correspondencia entre los valores que dicen las personas les importan y sus compromisos con ellos mediante acciones concretas en una línea similar al del autocontrol antes referido.


La respuesta a esta cuestión conlleva practicar la terapia ACT y desarrollar la teoría del marco relacional (RFT) de manera aplicada.


Desde la RFT parece haber evidencia de que las personas varían en función de la edad al elegir consecuencias inmediatas o demoradas.

 Los niños mas pequeños o las personas con problemas del desarrollo se regulan más por las consecuencias inmediatas, así como muchas de las personas denominadas con problemas psicológicos. Y todos los humanos muchas veces también.


Un factor importante en que las personas elijan autocontrolarse y comportarse en función de las consecuencias demoradas (pongamos sus valores) depende en gran parte de la correspondencia entre las descripciones de contingencias y las contingencias dadas (Gómez, Muñoz, Luna y Benavides, 2017). 
 

Esto quiere decir que cuando las personas recibimos información verbal de otros (padres, gobiernos, educadores, clientes, políticos, terapeutas, etc.) sobre lo que dicen que van a hacer o han hecho en determinadas situaciones o bien lo decimos nosotros mismos la mejor manera de que esto se siga por otros es “practicando con el ejemplo”.


Esto quizás no necesitaba de tanto experimento previo (o si) , pero no está demás recordar que las personas vamos a hacer mas caso a lo que nos cuentan cuando aquellos que nos lo cuentan hacen lo mismo que dicen en la situaciones que dicen que lo harán y con las consecuencias visibles de hacerlo así.  

Como terapeutas nos volvemos mas creíbles para nuestros clientes cuando hacemos lo que decimos y damos ejemplo de ello. Lo mismo vale para el resto de personas, incluido los políticos. 
 

Si queremos que otras personas desarrollen y pongan en práctica sus valores de manera mas coherente mediante acciones concretas, además de explorarlos y estimularlos a comprometerse con ellos (reforzándolos según estos) salvando además todos los escollos para ello (la llamada agenda de control del cliente regulada por reglas de evitación experiencial), si se da una formula, que sea la del ejemplo personal.


Por supuesto también afectara las propias experiencias directas y derivadas de quién recibe el mensaje en su vida concreta cuando lleve a cabo ese ejemplo (si lo hace) entremezclando los reforzadores directos y los derivados/simbólicos y comprobando si se acerca o no a sus valores o solo a sus intereses más inmediatos.


En resumen reforzar diferencialmente de manera directa y simbólicamente en función de los valores (reforzadores a largo plazo) del receptor, dando nosotros mismos ejemplo personal de lo que predicamos



Referencias bibliográficas:

Gómez, Y.A.; Muñoz, D.M.; Luna, E.G y Benavides, J.C. Efecto de la correspondencia entre descripciones de contingencias y contingencias sobre la conducta de elección bajo paradigma de autocontrol. Acta Colombiana Psicológica. 20(2). 227-239. 2017

Hayes, S.C. Una mente liberada: La guía esencial de la terapia de aceptación y compromiso (ACT). Paidós. 2020

Herrazo, J. y Luciano M.C. Procedimientos para establecer la “correspondencia decir-hacer”. Un análisis de sus elementos y problemas pendientes. Acta Comportamentalia. 1994. Volumen 2. pp.182-218.

Skinner, B.F. Ciencia y conducta humana. (Original de 1953). Fontanella. 1969.

Wilson, K.G.  y Luciano, M.C. Terapia de aceptación y compromiso.Un tratamiento conductual orientado a valores.  Ediciones Pirámide. 2007























jueves, 23 de abril de 2020

CUESTIONARIO DE PENSAMIENTOS AUTOMÁTICOS DESDE LA FUSIÓN COGNITIVA: IPA-F (Ruiz, 2020)




Este cuestionario lo desarrollamos en 1991 (Ruiz y Luján, 1991), hace ahora 29 años y apareció  por primera vez en nuestro libro "Sentirse mejor: cómo afrontar los problemas emocionales con la terapia cognitiva" (Ruiz e Imbernón, 1999).  

Inicialmente el cuestionario preguntaba por la frecuencia en que la persona que lo contesta piensa de esa manera, evaluando así los contenidos cognitivos de las llamadas distorsiones cognitivas en la línea de A. Beck y otros terapeutas cognitivos. Durante muchos años como autor del mismo lo use en la clínica de manera útil en ese aspecto. 

En la red de internet  se pueden encontrar numerosos trabajos, validación, adaptación y aplicaciones de este cuestionario a distintos aspectos y problemáticas, basta con poner en el buscador de google u otros: "inventario de pensamientos automáticos ruiz y lujan".

Como uno de sus autores (Ruiz) ha evolucionado posteriormente hacia la psicología conductista contextual, encuentra ahora otro uso potencialmente útil, siguiendo la misma línea que hace Hayes con el cuestionario ATQ (Cuestionario de pensamientos automáticos de Hollon y Kendal, 1980), modificando la preguntas de las frecuencia en que lo piensan por la pregunta de cuanto creen en esos pensamientos cuando le aparecen en su mente. 

Con ello se está preguntando por la fusión o el grado de control que tienen esos pensamientos en esa persona, es decir ahora lo que interesa no es tanto los contenidos de las distorsiones sino la relación del sujeto con ella en función de cuanto creen en  eso, es decir cuánto sigue el dictado del control mental/verbal de esos contenidos.


Con nuestro cuestionario hemos hecho exactamente lo mismo. A partir de esto podemos investigar el grado de fusión-tipo, y si la agrupación por “distorsiones” de esas fusiones es relevante o solo la puntuación global. Es un proyecto a investigar. También si el cambio de ACT en terapia modifica de manera relevante los puntajes globales y agrupados.



martes, 21 de abril de 2020

El “JALEO” CONTEXTUAL (Ruiz, 2020)






El “JALEO” CONTEXTUAL (Ruiz, 2020)

Todos sabemos que la psicología es una ciencia o una disciplina fragmentada en diversas orientaciones o perspectivas, siendo en la actualidad las más vigentes la cognitiva (con su versiones  neurocognitiva y constructivista), la conductista, la estratégica-sistémica, la psicodinámica y la humanista-existencial con más o menos preponderancia según qué universidad, asociación o área de influencia.

Dentro de cada una de estas perspectivas hay a su vez varias corrientes muchas veces divergentes y en pugna entre sí para alcanzar una cuota de mercado y venta prominente.

Ahora  la competitividad entre escuelas y subescuelas no conforma una guerra teórica tan evidente como en el pasado donde sus representantes discutían en revistas, libros y foros. Ahora todo transcurre en el ámbito de la publicidad y la venta comercial, como si ofrecieran el último producto en forma de un nuevo coche o móvil con más y mejores prestaciones.

Desde luego que en las diferencias entre estas escuelas de la psicología existen grandes diferencias filosóficas, epistemológicas y antropológicas de fondo muchas veces no explicitadas de manera abierta, pero por desgracia los debates suelen quedar al nivel de la venta del producto, muchas veces expuesto como “procedimiento con más y mejores evidencias para tal problema”, como si solo fuera un detergente que lava y limpia mejor que sus detergentes rivales.

Y  en el carro de las evidencias/detergentes ya se han subido casi todas las escuelas mencionadas al principio demostrando que al menos diferente tipo de ropa su producto lava tan bien como el producto rival.

Por ello se han establecido diferentes propuestas que tratan de escapar a la economía de mercado (si es que eso realmente es posible) siendo una de ellas la investigación en procesos de base que den cuenta de la efectividad de las diferentes escuelas y que sean al menos procesos contrastables científicamente. En esto las terapias cognitivas-conductuales de las tres generaciones  constituyen la punta de lanza actual.

El problema, grave problema, aún no resuelto, es que las tres olas cogen altura y siguen desembocando en diferentes orillas, es decir tienen sus propias versiones de estos procesos, sus propios medios de investigación y su propio público de acogida.

Así tenemos al menos incluso en las terapias de tercera ola, las llamadas contextuales, tres versiones bien diferentes:

-Una que aboga que los procesos básicos son los del aprendizaje respondiente y operante y que la RFT es un mero conjunto de especulaciones para explicar lo verbal que sobra ante la investigación más actual de tipo respondiente y operante de lo verbal. Es decir es un desarrollo actualizado de la primera generación. Su apego al conductismo radical es total aunque con desarrollos en especial desde el condicionamiento respondiente.

-Otra que combina toda la tradición cognitiva-conductual dando primacía a los aspectos cognitivos y al concepto y pertinencia del vocablo “mental” y que orilla en lo contextual con las terapias cognitivas basadas en el mindfulness, la metacognición, etc.

-La que defiende la pertinencia de la teoría del marco relacional (RFT) como una operante relacional “especial” que explica el lenguaje y la cognición sin usar una explicación mentalista (salvo a nivel metafórico y popular con el público en general) y que no puede ser reducida a principios respondientes y operantes anteriores. Se vincula igualmente tanto con el conductismo radical como con los desarrollos postskinnerianos


Existiría al menos una cuarta perspectiva conductista en términos más filosóficos (al fin y al cabo el conductismo es una filosofía) que trata de buscar las afinidades no solo científicas sino también de esta raíz filosófica entre los diversos conductismos (radical, interconductista, socioconductista, etc.); y de estos con otras orientaciones psicológicas y filosóficas como la fenomenología, la psicología adleriana o la psicología existencial y que llamativamente suele tener como referencia común con frecuencia a la tradición aristotélica. 

Por afinidad, esta cuarta perspectiva se aviene mejor con la postura de la RFT entre los tres contendientes por destacar precisamente la funcionalidad de la conducta, aunque aquella en un sentido más pragmático-norteamericano y esta en un sentido más aristotélico de la causa final. 

En esta posición se encuentra el autor de estas líneas contemplando “el jaleo” contextual en este mercado competitivo.  Y lo hace a veces desde una postura cómoda y divertida como el que contempla una película de superhéroes en batalla y otra cuando le salpica directamente,  con cierta incomodidad y confusión que trata de articular desde esa cuarta posición bien minoritaria ante los tres contendientes principales.