jueves, 22 de mayo de 2025

DEBATE SIMULADO POR IA ENTRE STEPHEN PEPPER Y ORTEGA Y GASSET SOBRE LA MEJOR MANERA DE VIVIR, LOS VALORES, LA PSICOTERAPIA Y SU APLICACIÓN A UN CASO HIPOTÉTICO (Ruiz, 2025)

 


Debate filosófico entre Stephen Pepper y José Ortega y Gasset

Moderador:

Bienvenidos al diálogo filosófico entre el profesor Stephen C. Pepper, autor de World Hypotheses, y el pensador español José Ortega y Gasset, autor de Meditaciones del Quijote y La rebelión de las masas. Hoy debatiremos sobre la mejor actitud ante la vida, las relaciones sociales y los valores. Profesor Pepper, ¿quiere usted comenzar?

 

Stephen C. Pepper:

Gracias. Sostengo que toda interpretación coherente de la vida parte de lo que llamo una cosmovisión o world hypothesis. Las personas actúan, eligen y valoran dentro de marcos metafísicos implícitos, como el organicismo, el mecanicismo, el contextualismo o el formismo. En mi opinión, el contextualismo, que ve la vida como una serie de actos históricos situados, es el que mejor capta la naturaleza fluida de la existencia.

 

Vivir bien, entonces, no es adherirse a normas fijas, sino actuar con sentido en un contexto concreto, manteniéndose flexible ante los cambios y atento a las consecuencias. La vida no es un absoluto, sino una obra dramática en constante evolución, que debe ser evaluada por su eficacia contextual.

 

José Ortega y Gasset:

Interesante, profesor Pepper, pero creo que su énfasis en el contexto carece de una dimensión radicalmente personal. Yo he dicho que “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Pero esa circunstancia no es solo contexto, sino mundo vivido, cargado de sentido histórico y vital. El hombre no es solo un agente situado, sino un proyecto que se elige a sí mismo.

 

La vida no debe vivirse como una adaptación al flujo, sino como un drama de autenticidad: asumir la propia vocación y elevarse por encima del automatismo social. Y en las relaciones humanas, lo esencial no es la adecuación contextual, sino la lealtad a la misión personal del otro, su proyecto vital.

 

Pepper:

Pero don José, si cada quien vive como un proyecto subjetivo, ¿no caemos en un idealismo heroico desconectado de la realidad social? El contextualismo no niega la persona, sino que la ancla. Nos invita a ver cómo nuestras decisiones cobran sentido dentro de un entramado de relaciones cambiantes. Los valores, por tanto, son instrumentales y evaluables por su fecundidad en el momento.

 

Ortega:

Ah, pero eso es confundir el valor con la utilidad. El valor auténtico no es pragmático, sino existencial. No se mide por su rendimiento, sino por su capacidad de responder a la pregunta: ¿quién soy yo llamado a ser? La vida no se reduce a lo eficaz, sino a lo noble y elevado. Yo propongo una “aristocracia espiritual”, donde cada quien asuma su deber de ser excelente según su vocación.

 

Pepper:

Y sin embargo, esa aristocracia puede derivar en una forma elitista de la vida, mientras que el contextualismo permite valorar distintas formas de vida en su propio marco. La buena vida no es una cima, sino una navegación hábil en medio de incertidumbre. Las relaciones humanas, por tanto, deben ser vistas como interacciones situadas, no como destinos trascendentales.

 

Ortega:

Pero sin una orientación trascendente, la vida se vuelve mera adaptación. La persona necesita una altura desde donde mirar su existencia. No basta con navegar bien: hay que saber hacia dónde se navega. De lo contrario, las relaciones se degradan en conveniencia, y los valores en simples normas de oportunidad.

 

Moderador:

Ambos han ofrecido poderosas visiones. ¿Podrían resumir su propuesta para una vida bien vivida?

 

Pepper:

La vida buena es contextualmente sensible, creativa y adaptativa. Es la capacidad de responder inteligentemente a las situaciones, sin aferrarse a absolutos, cultivando la eficacia dramática en el momento presente.

Ortega:

La vida buena es fidelidad al proyecto personal, elevado por el esfuerzo de superación. Es asumir la responsabilidad de ser quien uno debe llegar a ser, en diálogo con el mundo, pero sin disolverse en él.

 

Aplicación de estas posturas a la psicoterapia

1. ¿Qué es el sufrimiento psicológico?

Pepper (contextualismo):

El sufrimiento surge de una rigidez en la respuesta al entorno, de patrones que no funcionan en el contexto actual. Se trata de falta de flexibilidad funcional.

La terapia se enfoca en identificar patrones ineficaces y promover respuestas más adaptativas.

 

Ortega y Gasset (existencialismo vital):

El sufrimiento es un desencuentro con el proyecto personal auténtico. Es señal de una vida que se vive por debajo de sus posibilidades o contra su vocación.

La terapia busca reconectar con la vocación personal y elevar la vida hacia su sentido.

 

2. ¿Relación terapéutica?

Pepper:

Intervención contextualizada, flexible, enfocada en observar y moldear patrones en el aquí y ahora.

 

Ortega:

Encuentro personal profundo, donde el terapeuta ayuda a la persona a recuperar su altura vital.

 

3. ¿Cambio terapéutico?

Pepper:

Cambio = mayor eficacia adaptativa contextual.

 

Ortega:

Cambio = asumir un proyecto de vida elevado, reconectar con el deber de ser uno mismo.

 

Ejemplo clínico paralelo: Ana, 37 años, crisis existencial y ansiedad laboral

Contexto del caso:

Ana es una mujer de 37 años, ingeniera informática, que acude a consulta por ansiedad, insomnio y desmotivación. Lleva diez años en una empresa tecnológica donde ha ido ascendiendo, pero siente que su trabajo no tiene sentido. Se pregunta si ha desperdiciado su vida, pero teme dejarlo por razones económicas. Siente que está atrapada.

 

Intervención desde la visión de Pepper (contextualismo funcional):

Evaluación:

 

Se identifican patrones de evitación experiencial (no confrontar la insatisfacción).

 

Se analiza el contexto: expectativas familiares, entorno de trabajo competitivo, falta de fuentes alternativas de refuerzo.

 

Hipótesis:

 

Ana mantiene conductas de permanencia laboral porque se ajustaron al contexto pasado, pero ya no son funcionales.

 

Intervenciones:

 

Ejercicios de clarificación de valores actuales (¿qué importa hoy, no hace 10 años?).

Metáforas como el hombre en el hoyo (seguir cavando no ayuda) y el autobús de los pensamientos (seguir manejando aunque los pensamientos insistan).

 

Exposición conductual a conversaciones difíciles (por ejemplo, hablar con su pareja sobre cambiar de carrera).

 

Mindfulness para observar su experiencia sin fusionarse con pensamientos de "fracaso".

 

Objetivo terapéutico:

 

Aumentar la flexibilidad para actuar con sentido en el contexto actual, aunque haya malestar. No busca “el sentido de la vida”, sino conductas coherentes con valores en esta situación.

 

Intervención desde la visión de Ortega y Gasset (proyecto vital):

Evaluación:

 

Se explora la historia de Ana como un drama existencial: ¿cómo ha ido dejando de vivir su vida elegida? ¿Dónde se perdió?

 

Se atiende a su lenguaje: “he desperdiciado mi vida”, “me traicioné”.

 

Hipótesis:

 

Ana ha vivido una vida impuesta por expectativas externas, no por su vocación. El malestar no es patológico, sino trágico-existencial: su vida ha perdido autenticidad.

 

Intervenciones:

 

Diálogo profundo sobre los grandes momentos biográficos donde eligió por miedo o comodidad.

 

Lecturas de fragmentos de Ortega (El espectador, El tema de nuestro tiempo) para resonar con su situación.

 

Invitación a escribir un “manifiesto vital”: ¿qué tipo de persona desea llegar a ser?

 

Reflexión sobre la nobleza de asumir el riesgo vital: no todo se puede prever, pero uno puede vivir desde lo más alto de sí.

 

Objetivo terapéutico:

 

Recuperar su misión personal, atreviéndose a una vida más elevada, aunque implique rupturas. La meta es la fidelidad a su ser auténtico, no la eficacia conductual.

 

Síntesis final

Pepper ayuda a Ana a actuar mejor dentro del contexto.

 

Ortega le pide que trascienda el contexto y reconfigure su vida desde la fidelidad a sí misma.

 

Ambas visiones pueden dialogar: se puede trabajar desde el presente contextual, sin renunciar a la aspiración de una vida auténtica. Una terapia integradora puede comenzar como contextual (mejorar eficacia aquí y ahora) y profundizar como existencial (revisar hacia dónde se dirige la vida).


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