METÁFORA DE LOS ONCÓLOGOS (Ruiz, 2015)
Imagina por un momento que tú y yo (o este grupo si somos varios) somos
oncólogos infantiles.
Un día más acudimos a nuestro trabajo en este hospital con la finalidad
de ayudar a los niños que tenemos ingresados en nuestro servicio y si es
posible, aplicando nuestros conocimientos y tratamientos salvarles la vida.
Algunos conocidos dicen que somos unos privilegiados, que tenemos un
buen sueldo y un trabajo fijo. Todo ello es cierto. Pero esa gente no sabe lo
duro que es este trabajo.
De vez en cuando, más veces de la que tu y yo como médicos o enfermeros
de estos niños deseamos, nos encontramos ante la terrible situación de verlos
deteriorarse, sufrir y morir. Esto realmente es muy duro. No solo le tratamos,
sino que llegamos a conocer muy bien a estos pequeños. Hemos compartido con
ellos sus esperanzas, sus proyectos e ilusiones, además de su dolor. Verlos tan
jóvenes marchitarse nos rompe el alma.
Y no solo esto, una vez fuera del trabajo, a pesar de que estamos
distraídos con otras cosas, cuando vemos a nuestros hijos jugar, divertirse, o
a los de los vecinos, no podemos dejar de acordarnos de estos pequeños del
hospital, y experimentamos angustia, sensación de opresión unas veces, otras
experimentamos desanimo, tristeza y desgana; y si fuera poco nuestras mentes y
nuestras ganas nos dicen, ¡vaya mierda de vida y vaya mierda de trabajo!, y nos
sentimos impulsados a abandonar este trabajo, a pedir un traslado, a dejarlo……
Y esta mañana estamos aquí en la sala de reuniones comentando todo esto,
lo duro que es…y nos recordamos que elegimos este trabajo no tanto por el
dinero necesario y satisfactorio, sino por que nuestra vocación fue elegir
disminuir la enfermedades graves del mundo, curarlas o ayudar a llevarlas lo
mejor posible. Y además de recordar todo esto experimentamos todo este malestar
y dolor.
¿Qué vamos a hacer?. ¿Le vamos a hacer un lugar, un hueco a este dolor
sin evitarlo mientras seguimos haciendo lo que valoramos o vamos a dejar de
venir aquí por que todo este dolor no está empujando a abandonar?
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