Es frecuente que cuando los clientes nos solicitan ayuda psicológica vengan con diversas expectativas sobre lo que esperan recibir por parte del psicólogo que les atiende.
Es habitual por influencia de la cultura biomédica dominante
transmitida tanto en ambientes clínicos como en los medios de
comunicación, que vengan buscando contarnos que les ha pasado
en su vida pasada y que les pasa en su vida actual que les hace sufrir y que
nosotros le demos un diagnóstico junto a unos consejos para mejorar su vida
lo más rápido posible o bien que solo vengan a desahogarse con alguien
que les escucha sin criticarlos; y en algunas ocasiones, más en momentos de
crisis económica sanitaria, como ahora en la pandemia, para obtener un estatus
de enfermedad/baja laboral que les provea de ciertas ayudas de prestaciones.
También para algunas personas que llevan una vida solitaria o marginal el
psicólogo puede ser la única persona que tienen en su vida con la que se
relacionan de manera más cercana o íntima.
Sea como sea el caso es muy importante que en las primeras sesiones se ajusten las expectativas de los clientes con las del psicólogo usando "el rational" de trabajo o enmarque de la terapia ajustando sus expectativas de ayuda de modo que ellos decidan si les interesa o no lo que podemos ofrecerles como terapeutas.
Aquí
presentamos dos ejemplos breves de unas hojas de trabajo que nos pueden
orientar en esta tarea; una desde la Terapia de Aceptación y Compromiso y otra
desde la Psicoterapia Adleriana Breve; dado el interés del autor de esta
entrada por ambas perspectivas que en algunos casos se pueden combinar sin perder la esencia o fundamentos de ambas que se encuentra en última instancia en las acciones operantes (con propósitos o "funciones") de relación de las personas consigo mismas y sus relaciones con otros en diversas circunstancias de sus vidas, y que están por ejemplo recabadas también en enfoques unitarios conductuales como la FACT (ACT más FAP).
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