¿Se puede articular la mejora de la red de salud mental
pública con el programa de los 100 millones de euros del gobierno actual
repartido entre las diferentes comunidades autónomas con el incremento de especialización
al teléfono del suicidio y con la promesa de incrementar las plazas de
psicólogos clínicos, psiquiatras,
enfermeros, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales especializados en
salud mental sin que realmente se perciba en el día a día que eso suceda
realmente?
¿Se ha propuesto un incremento significativo de plazas de psicólogos PIR para nuevas convocatorias
que superen claramente la media de 204 plazas de la última convocatoria o el
incremento igualmente de plazas de psiquiatras y otras especialidades de salud
mental?
¿Se contempla, si no se va a incrementar las plazas PIR
realmente que los psicólogos sanitarios puedan ser contratados al menos en
atención primaria como una alternativa en la situación actual?
¿Se pretende solo reciclar en formación e ideología de género
al personal sanitario de la salud mental sin incrementar la dotación de este personal
en los servicios de salud mental ya de por si sobrecargados donde los programas
de los servicios políticos directivos suelen ser inviables en la práctica
diaria?
Parece que las opciones políticas de izquierda hacen una
"pequeña apuesta" (extremadamente limitada) por aumentar las prestaciones
sanitarias de la salud mental pero al parecer más como "escaparate
ideológico-busca votos" que como reforma en profundidad; y las derechas
aún más ausentes en estos asuntos o en el mejor de los casos en una línea
similar a la de sus antagonistas.
Sinceramente creo que los sanitarios del sistema público
debemos tener más voz y voto, junto a la ciudadanía en general, en estos
asuntos; aunque obviamente en la polémica debe estar necesariamente la cuestión política de cómo gestionar la
sanidad pública y en este caso los servicios de salud mental. Desde mi punto de
vista la propuesta y articulación de los 100 millones es claramente deficiente
sin un aumento significativo de la dotación de plazas especializadas de salud
mental, sobre todo de psicólogos y psiquiatras.
También es muy importante para "no pecar de ingenuos" que los programas de formación universitarios y postgrados de la sanidad pública (vía PIR y vía MIR) de psicólogos y psiquiatras están sesgados ideológicamente no solo técnicamente; y que no es lo mismo el peso en modelos más biocéntricos o mentalistas que en modelos psicosociales y contextuales, ya que definen dónde y cómo se presta la atención a la salud mental, claramente decantado en la actualidad hacia los primeros.
En mis 32 años como trabajador de la sanidad pública y habiendo pasado desde los efectos de la reforma psiquiátrica a finales de los años 80 al hospitalocentrismo de la gestión de la salud mental con gerentes y políticas del PSOE y PP "ligeramente diferentes en apariencia" pero con una preocupación cada vez mayor de estos gerentes hospitalarios (que a la postre son los delegados para contratar al personal sanitario) por la gestión del gasto farmacológico (de ambos partidos) y un olvido desde hace ya años de todos las propuesta comunitarias previas, me embarga cierto pesimismo del rumbo de todas estas propuestas que se pretenden novedosas.
Todas estas dudas y muchas más tengo respecto a estos planes como psicólogo clínico de un servicio sanitario público
Juan José Ruiz Sánchez. Psicólogo
Clínico de la Unidad de Salud Mental Comunitaria de Úbeda (Jaén, España).
Servicio Andaluz de Salud
VER AQUÍ INFORMACIÓN SOBRE EL PLAN DE LOS 100 MILLONES DE EUROS:
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