Índice:
Introducción
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Pág.7
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Capítulo 1.El
concepto de flexibilidad psicológica
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Pág.9
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Capítulo 2.La
medición de la flexibilidad psicológica
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Pág.19
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Capítulo 3.La
prueba de flexibilidad psicológica y el método de trabajo funcional sesión a
sesión
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Pág.29
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Capítulo 4.Crear
ocasiones y moldear conductas de conexión con el presente
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Pág.51
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Capítulo 5. Crear
ocasiones y moldear conductas de defusión
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Pág.63
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Capítulo 6. Crear
ocasiones y moldear conductas de aceptación
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Pág.75
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Capítulo 7. Crear
ocasiones y moldear las conductas del yo como contexto
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Pág.85
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Capítulo 8. Crear
ocasiones y moldear las conductas relacionadas con valores
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Pág.95
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Capítulo 9. Crear
ocasiones y moldear las conductas de compromisos con valores
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Pág.107
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Capítulo 10.
Elicitar reglas y comprobar su
viabilidad mediante la experiencia personal
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Pág.115
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Capítulo 11.
Atender al estrés y al “burnout” en
el trabajo público como terapeuta
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Pág.121
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Capítulo 12. La
flexibilidad en los procesos del hexaflex en el final de la vida
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Pág.129
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. ¿Es la flexibilidad psicológica un
proceso de aprendizaje o un constructo?
"Existe
un intenso debate interno en las propias filas conductistas sobre los aportes
novedosos o no de las terapias de tercera generación (la ACT como máximo
exponente) y de su teoría experimental de referencia, la Teoría del Marco Relacional.
Por un
lado hay colegas y compañeros
conductistas que niegan la novedad de estas terapias, que aunque
inicialmente reivindicaron la vuelta más fiel a los principios conductuales del
aprendizaje, la importancia del análisis funcional y la vinculación a la
investigación experimental, con el paso de los años se ha convertido, por
“muerte de su propio éxito y difusión” (Freixa y Frojan, 2014; Frojan, 2018) en
un batiburrillo de práctica clínicas, metáforas, prácticas de mindfulness y
ejercicios experienciales, donde se mezcla de casi todo sin mucha coherencia ni
conciencia de que principios del aprendizaje operan en estas terapias y como usarlos en ellas, todo ello alejado de
un análisis funcional riguroso de lo que sucede en las sesiones. Desde esa
concepción los procesos del Hexaflex y el propio concepto de (in) flexibilidad
psicológica es claramente un constructo no conductual. Estos autores consideran que las respuestas
relacionales derivadas pueden explicarse de manera más precisa por procesos de
contingencias directas mayormente de tipo respondiente, clásico o pavloviano.
Esto a
su vez viene a complicarse aún más por la propia deriva actual del principal
autor de la ACT, Steven Hayes, que recientemente vuelve a redefinir los procesos psicológicos en otro
sentido (Hayes y Hofmann, 2018):
“Los procesos terapéuticos son los mecanismos de cambio subyacentes que
conducen al logro de un objetivo de tratamiento deseable. Definimos proceso
terapéutico como un conjunto de teorías, dinámicas, cambios progresivos y
multinivel que ocurren en secuencias previsibles establecidas
empíricamente”
El problema es que en estos
mecanismos de cambio Hayes y Hofmann (2018) hacen un listado de procesos que
van desde los de la Teoría del Marco Relacional, los del condicionamiento
operante y clásico, hasta supuestos procesos cognitivos basado en esquemas
nucleares, procesos neurobiológicos y evolutivos, en una especie de teoría
multinivel que en nuestra opinión es bastante discutible por combinar teorías y
hasta filosofías de base que van desde el materialismo interactivo del
conductismo, al materialismo monista neurobiológico al dualismo
cognitivista.
Y para rizar aún más el rizo, los
defensores de la Teoría del Marco Relacional, como Luciano (2016) introduce un nuevo elemento en
estas cuestiones al hablar de la evolución de ACT en los últimos años en
función de la investigación progresiva
proveniente de la Teoría del Marco Relacional. Distingue tres etapas, una
primera que va desde 1987 a 2003 y que supone la infancia de ACT, caracterizada por la introducción del concepto
de evitación experiencial como elemento transdiagnóstico, y la necesidad de
construir en ACT un nuevo repertorio en que la persona pudiera actuar de un
modo flexible ante el malestar. Un segundo periodo llamado la Juventud de ACT, que va desde 2003 a 2012, caracterizado por la
aplicación de ACT a múltiples problemáticas,
y la conceptualización de los problemas mediante el hexaflex y la
flexibilidad psicológica, incluso su presentación como la Matrix; y también por
definir los tres aspectos de las dimensiones del yo (contenido, proceso,
contexto). El Hexaflex, para Luciano (2018) desvió la atención de los procesos
básicos de cambio. La tercera y actual fase, que se inicia en 2012, que llama época Inclusiva de la Adultez de ACT más
vinculada al comportamiento relacional (las RDD mencionadas) y su uso en
contextos de conversaciones terapéuticas (Villate, Villate y Hayes, 2015).
Lo curioso es que muchos de los
autores de referencia actuales parecen que consideran muy oportuno seguir
trabajando con el hexaflex, la matrix o el concepto de flexibilidad
psicológica, ¿acaso se hicieron insensibles a las contingencias de sus colegas
del ramo? (Polk, Schoendorff y Olaz, 2016;
Rolffs, Rogge, y Wilson, 2016).
Así tenemos el efecto curioso que en
el propio campo del Contextualismo Funcional hay cierta división importante,
como por ejemplo la referida de Hayes y Hofmann (2018) con una nueva concepción
de los procesos; la propia reivindicación de vincular más la terapia ACT a los
procesos de comportamiento operante relacional, y las críticas a todo el
conjunto de la Teoría del Marco Relacional y las terapias de tercera generación
por considerarlas más como una forma nueva de exponer lo tradicional, que una
revolución de las misma terapia de conducta.
Incluso,
otros, como Pérez Álvarez (2015) y Ribes Iñesta (2016) consideran que todo
estos debates no van a ser superados sino se adopta una perspectiva aún más
amplia que apunte a la propia filosofía del conductismo y su revisión
progresiva desde nuevos ángulos que superen la división paradigmática existente
en psicología. Añadiríamos, nosotros,
aún dentro del conductismo mismo.
Nosotros
consideramos que el “apasionante debate” entre conductistas de diferente
orientación sobre cómo explicar y cambiar la conducta verbal y no verbal y la
autocrítica es necesario para hacer de la terapia conductista algo viva, dinámica
y progresiva. Por ello, aunque tengamos nuestras preferencias, por ejemplo uno
de los autores (Juan José) es más skinneriano y tendente a explicar la conducta
en términos operantes y hasta en términos socio-conductistas (Carrara,
Guerin,..), sin desconsiderar los aportes de la Teoría del Marco relacional y
otros modelos conductistas (Teoría de la Conducta de Ribes Iñesta, Conductismo
social de Staast, las interesantes teorizaciones de Marino Pérez Álvarez…) y el
otro (Fabi) tenga más preferencias tanto por la Teoría del Marco Relacional
postskinneriana y por la tradición budista del mindfulness.
No
podemos dar la espalda a todo lo que las diferentes versiones conductistas nos
aportan; tenemos cierta dificultad para discriminar en esta especie de “Champions
League” de conductistas, cual es la versión más prístina, científica y
verdadera, y preferimos atender a lo afín entre ellos. Entendemos además que en
estas polémicas juegan factores a veces
más o menos inadvertidos de poder, prestigio, obtención de recursos
financieros para proyectos particulares, simpatías y antipatías humanas y no
solo cuestiones técnicas-científicas. El ambiente de la vida opera sobre las
conductas de los conductistas.
Usando
los conceptos de perspectiva emic y etic
del antropólogo Marvin Harris (2004) diríamos que los nativos de cada cultura
conductual se consideran los verdaderos creyentes desde su perspectiva emic,
mientras que desde fuera, al menos para nosotros, contemplando estas
rivalidades, desde una perspectiva etic (considerando que por ello no estamos libres de prejuicios), vemos
muchos intereses (reforzadores) implicados en un ambiente muy competitivo. No
podemos escapar a nuestra propia historia, y más cuando estamos fusionados a
partes de la misma en nuestros contextos de vida.
Como
se suele decir, la ciencia es lo que hacen los científicos; y la conducta de
los conductistas es lo que hacen estos, incluidas las polémicas, debates,
circulitos y demás parafernalias. Si eres un lector interesado por el debate
interno entre conductistas, te aseguramos que no te vas a aburrir.
Mientras
los grandes maestros/as del “kung-fu conductista” pelean por la mejor ciencia y
práctica, tú lector/ra quizás tienes
que atender una agenda cargada de clientes por día, con largas listas de espera
entre consultas, como es mi caso (Juan José), o quizás tienes que atender a
personas en condiciones adversas y realmente difíciles (Fabi), bien porque se
están muriendo, bien por que tengan déficits intelectuales y graves carencias
culturales o bien por que en algún caso haya que visitarlas a una cárcel o
barrio marginal. Desde luego que aprendemos mucho de los maestros, pero también
tenemos que apañaros con estas circunstancias referidas.
Para
nosotros en nuestra experiencia clínica con clientes y en nuestros talleres de
formación para profesionales sanitarios y de otros ramos, el concepto de
flexibilidad psicológica es muy útil tanto para entender sus problemas como
para ayudarles. Si encontramos algo mejor, seguro que en el futuro, lo tomamos
y usamos. En nuestro contexto de mucha
presión asistencial es enormemente útil, según nuestra experiencia."
(Ruiz y Cravzoff. Flexibilidad Psicológica Aquí y Ahora. páginas 15-18)
Venta Versión papel:
http://www.lulu.com/shop/juan-jos%C3%A9-ruiz-s%C3%A1nchez-and-fabi-cravzoff/flexibilidad-psicol%C3%B3gica-aqu%C3%AD-y-ahora/paperback/product-24039394.html
Venta Versión Ebook:
http://www.lulu.com/shop/juan-jos%C3%A9-ruiz-s%C3%A1nchez-and-fabi-cravzoff/flexibilidad-psicol%C3%B3gica-aqu%C3%AD-y-ahora/ebook/product-24039434.html
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