De partida tengo muchas dudas que la investigación en procesos subyacentes
al cambio psicológico (independientemente del tipo de terapia psicológica)
unifique a la psicología, ni siquiera al propio conductismo.
Y eso que la idea me gusta, me parece atractiva y hasta revolucionaria para
la modificación de conducta y las llamadas terapias cognitivas-conductuales. Es
una perspectiva sin duda atrayente, bajo la pretensión de reunir los datos de
la investigación experimental en procesos con las aplicaciones clínicas en
diversos formatos, yendo un paso más allá de la investigación basada en la
evidencia.
La idea ya no es saber solo si algo funciona y es efectivo en múltiples contextos,
sino saber por qué (proceso) funciona.
Lo que está bastante menos claro es a que se refieren con este término de
“procesos”, y en esto la división es enorme, aún en las filas
cognitivas-conductuales.
Para los conductistas radicales los procesos son los principios del
aprendizaje respondiente y operante (incluyendo lo verbal en la línea
skinneriana).
Para los conductistas de tercera generación, a los dos anteriores habría
que añadir los operantes relacionales derivados de la Teoría del Marco Relacional
(que incluye lo verbal-cognitivo en la línea postkinneriana).
Para los interconductistas y asociados a la teoría de Ribes los
relacionados con la interconducta y el campo de variables del medio de
contacto.
Para los socioconductistas las meta y macro contingencias.
Para los partidarios del conductismo psicológico de Staast, las tres
funciones de la conducta-estímulos, aprendizaje jerárquico, etc. Y esto solo
por referirnos al terreno “conductista”.
Incluso la propuesta de Hoffman y Hayes (2018) es una colección
cognitiva-conductual-neurobiológica-evolutiva de estos procesos como se puede
comprobar accediendo a ese texto. Y todo ello desde lo “científico”
Si no salimos del conductismo también existen propuestas de procesos
fundamentales en las líneas clásicas de las diversas terapias (psicoanálisis,
cognitiva, constructivista, sistémica, humanista…) si se busca con interés este
tema.
O sea, “los otros” dentro y fuera de casa existen; y temo que por mucho que
no queramos ver esto, ahí están más allá de nuestras gafas perceptivas.
En estas páginas somos partidarios de la perspectiva conductista en sentido
amplio, pero somos conscientes de la dificultad del tema y dudosos-simplemente
por la experiencia acumulada previa- que el tema procesos unifique a la
psicología, ni tan siquiera a las psicoterapias.
Lo que si puede ocurrir es que dentro de la perspectiva conductual el
estudio de los procesos aclare su panorama y reduzca la inmensa diversidad de
enfoques y terapias, lo que sin duda puede ser una consecuencia atractiva y
útil para los partidarios de estos enfoques.
Pensamos que la cuestión de fondo no son tanto los procesos, sino la filosofía
y antropología que se tenga del ser humano; y esta como se ve, difiere y divide
a la psicología.
Otro aspecto- a desarrollar en futuras entradas de este blog- es la
comunicación no estanca entre psicólogos de diferentes paradigmas, no siempre
reconocida ni explicitada.
Por ejemplo, ¿sería posible la FAP de Kohlenberg y Tsai sin su contacto con
colegas psicoanalistas, al menos como aparece actualmente esta terapia?
También pensamos que los contextos socio-culturales compartidos y sus dinámicas pueden explicar en gran parte
la afinidad y efectividad de las diferentes terapias no tanto por reducirlas a
procesos psicológicos subyacentes (de aprendizaje, verbales-cognitivos,
neurobiológicos, etc.) sino por que comparten "procesos
socio-culturales" similares; aunque posiblemente esta perspectiva tampoco
agote el tema.
Aquí dos muestras bien distintas de esta cuestión de dos perspectivas bien
diferentes y "vivitas y coleando" (una psicoanalista y otra
conductista)
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6643184
No hay comentarios:
Publicar un comentario