domingo, 29 de noviembre de 2020

¿ES LA CONSULTA PSICOLÓGICA UN ESPACIO CON SIMILITUDES FUNCIONALES A UNA CAJA DE SKINNER EXPERIMENTAL? (Ruiz, 2020)

 


¿ES LA CONSULTA PSICOLÓGICA UN ESPACIO CON SIMILITUDES FUNCIONALES A UNA CAJA DE SKINNER EXPERIMENTAL? (Ruiz, 2020)

 

Cuando leo textos recientes de colegas, que son referencia para muchos jóvenes terapeutas conductuales en formación y que hacen mención al análisis funcional como procedimiento para evaluar e intervenir en los problemas psicológicos, no puedo sino estar de acuerdo; pero con algunos matices significativos.


 Se nos plantea que es necesario definir las conductas objetivos a cambiar y como aparecen estás en la relación terapéutica, cómo analizar sus antecedentes y consecuentes, historia personal así como las variables disposicionales históricas y contextuales; además de cómo establecer las operaciones de establecimiento necesarias para lograr modificar esas conductas y lograr unos objetivos.


 Todo ello sin duda es una gran aportación del conductismo y de los principios del aprendizaje para situar los problemas en las circunstancias de la vida del cliente, y cómo actuar  en ellos y alejarlos de inferencias y modelos de fallos o averías  internas mentales o cerebrales inferidos y con escasa base en la evidencia real.


 De forma equivalente, hasta cierto punto, es algo semejante a un diseño experimental de una caja de Skinner. Se tiene un organismo en estudio, se selecciona una clase de conducta funcional como objeto de estudio y se le aplica uno, varios, o la combinación de programas de reforzamiento para observar la variabilidad o modificación de su conducta, demostrando que la conducta de ese organismo está sujeta a contingencias de aprendizaje. Sin duda otra gran aportación de Skinner y el análisis de la conducta tanto a organismos no humanos como humanos, amén de su desarrollo de la compresión funcional del lenguaje humano y un largo etcétera.


 Sin embargo, sin dejar de lado a Skinner, sino precisamente siguiendo sus contribuciones es necesario, al menos en humanos socializados y verbales, hablar de varios aspectos que no aparecen habitualmente en el diseño experimental de la caja de Skinner, aun siendo aportaciones skinnerianas:


 1-De su concepto de libertad como contra-control de las contingencias activas y presentes. Las ratas, las palomas, los pacientes psicóticos en regímenes de internamiento tienen pocas a ninguna posibilidad de ejercer contra-control.  En otras condiciones (la libertad como contra-control está sujeta a condiciones pero no por ello deja de producirse) los seres humanos podemos hacernos conscientes de aquello que nos controla y decidir, si decidir, ejercer contra-control contra esas condiciones actuando de manera diferente y consiguiendo nuevos efectos, variando así el valor reforzante de las contingencias. 

Que el contra-control sea también clases de conductas en contexto sujetas a análisis funcional y mantenida por funciones contingenciales y que pueda ser visto como algo determinado o probabilístico, según nos situemos en la propia evolución del planteamiento skinneriano es algo sin duda debatible, pero ocurrir, ocurre. 


Por lo pronto los “pacientes” pueden decidir irse de la consulta, abandonarla, decir que no están de acuerdo, etc.; las ratas y las palomas no.


 2-Del concepto de operante libre como base de la toma de decisiones. No olvidemos que la conducta operante es siempre una conducta “voluntaria” no una respuesta determinada por el estímulo o situación presente antecedente, y que está sujeta a probabilidad de ocurrencia y a cierta variabilidad conductual, aunque una vez producida esté sujeta a las contingencia de sus efectos o consecuencias. 

Hay momentos en la historia de un organismo, y más en humanos con capacidad de autorreflexión, yo observador de las historias que nos habitan, o como queramos llamarlo, donde podemos “parar” y observar lo que está ocurriendo (con o sin mindfulness) y tomar decisiones, aunque una vez tomadas volvamos a estar sujetos a nuevas contingencias como consecuencias de ese curso de acción.  


Es una libertad condicionada y sujeta al conocimiento de las variables que controlan nuestra conducta. A mayor conocimiento de esas variables, mayores posibilidades de ejercer acciones operantes de contra-control, de tomar decisiones

 

 3-Y añadiríamos desde FAP, a la postre otra contribución de seguidores de lo skinneriano (con su legado psicoanalítico tan injustamente denostado por muchos jóvenes analistas conductuales) cómo afecta la conducta del cliente o paciente al terapeuta (La regla IV y las CCrs o TTrs del propio terapeuta). Hacemos cosas a los clientes y le afectamos; y ellos nos hacen cosas, nos comparten historias, etc; que nos afectan a nosotros como terapeutas.

 

Aunque la relación suele ser asimétrica y se nos confiere institucionalmente el papel de expertos, no somos ajenos a la influencia de las contingencias de las acciones de los pacientes en nosotros, aunque de manera frecuente esto se obvia con demasiada frecuencia en los textos conductuales y en los seminarios de formación. El análisis funcional debe recabar estos aspectos también (la regla IV de la FAP en ambos sentidos).

 

Esto es curioso advertirlo también en el propio desarrollo del psicoanálisis, desde los planteamientos iniciales de Freud de la contratransferencia como elemento a analizar y disminuir en la terapia hasta los desarrollos posteriores del psicoanálisis más relacional que la usa como información válida para ver qué está ocurriendo en esa interacción  terapéutica y cómo usarla para el cambio, aspectos comunes pos cierto con la FAP y otros enfoques como el de la terapia cognitiva interpersonal de Safran y Segal (a la postre psicoanalistas y terapeutas tcc paralelamente).

 

Es decir la consulta psicológica tiene elementos de la caja de Skinner, ya que está sujeta a contingencias, pero a diferencia de aquella los seres que actúan en ella se afectan bidireccionalmente y no solo se reduce a la aplicación de un programa preestablecido de reforzamiento a un organismo que carece de libertad como contra-control. Si insistimos en aplicarlo en plan "caja" la inflexibilidad estará funcionando y las probabilidades de "resistencia" aumentarán. 


Los pacientes pueden decidir y a menudo deciden, aunque sean decisiones condicionadas, y es más debemos aumentar las condiciones para que decidan y contra-controlen; ya que “hacer consciente lo inconsciente” (Freud) como “discriminar las contingencias” es fundamental como seres humanos; y de hecho en ACT (y en FAP)  esto se pone en juego cuando se habla y se trabaja para que los pacientes sean conscientes (discriminen), las consecuencias de su agenda de evitación, su camino potencial en direcciones valiosas y su yo contexto/observador como operación de establecimiento para tomar “sus dediciones responsables” desde esa nueva perspectiva.

 

Nota: Todo lo anterior es un ensayo sujeto a todo tipo de errores y distorsiones, incluidos los propios  conceptos conductuales que se aluden. El lector “decide” si le aporta algo o lo desecha por ser meramente una especulación improductiva y además desajustada.

Lo anterior fue derivado verbalmente tras una agradable conversación sobre el tema de la toma de decisiones en los pacientes  mantenida con mi colega y apreciado amigo Juan Antonio Diaz Garrido, por lo que mucho de lo vertido en este texto se lo debo a este encuentro y es también en mucho su contribución al mismo, la haya entendido yo mejor o peor.

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