REVISION
DE LA EFICACIA DE LOS METODOS DE REESTRUCTURACION COGNITIVA DE ELLIS Y BECK
.Fuente
original-- Garry Martin y Joseph Pear: Modificación de conducta. Que es y cómo
aplicarla. Pearson Educación. Madrid, 2008
Texto
del libro referido:
TREC
DE ELLIS
“Gossette
y O’Brien (1989, 1992) examinaron 107 estudios sobre terapia racional emotiva
que: (1) se centraban en los intentos de los terapeutas para modificar las creencias
irracionales de los clientes y (2) no estaban acompañados de otras estrategias comportamentales
(tales como el ensayo conductual y la práctica reforzada). Revisaron
todos los informes conocidos (tanto estudios publicados como escritos no publicados)
en que la terapia racional emotiva se comparaba con otros tipos de terapia o
con estudios en que no se procuró ningún tratamiento. El enfoque de Ellis era más
efectivo que varias de las condiciones comparadas en reducir las
auto-afirmaciones irracionales
de los clientes tan sólo en el 46% de los casos, y era más efectivo que
otras condiciones en reducir el malestar emocional sólo en el 26% de los casos. Finalmente,
esta terapia no tuvo prácticamente ningún efecto en otras medidas conductuales,
tales como el grado en que los clientes realmente se acercaban a los
objetos temidos. Los resultados de la
revisión de Gossette y O’Brien sugieren que una gran parte del éxito de la
terapia comportamental racional emotiva se debe a las tareas para
hacer en casa en lugar de al cuestionamiento de las creencias irracionales.”.
TERAPIA
COGNITVA DE BECK:
“Aceptando
que puede ser efectiva, la pregunta que surge es: ¿cuáles son entonces sus
ingredientes y/o componentes activos? Un análisis de componentes de la terapia de Beck para abordar la
depresión comparó tres intervenciones: la sola asignación de las tareas
conductuales; estas mismas tareas más la aplicación de reestructuración
cognitiva; y estos dos componentes más la identificación y modificación de
creencias centrales generalizadas, consideradas causantes principales del pensamiento
disfuncional y de las reacciones depresivas. Las tareas conductuales se centraban
básicamente sobre la identificación de problemas cotidianos específicos y la
prescripción de un conjunto de actividades semi-estructructuradas que ayudaban a
los participantes a entrar en contacto con los reforzadores naturales del
entorno. Los resultados indicaron que, al final del tratamiento y tras un
seguimiento de dos años, las tres condiciones experimentales eran prácticamente
idénticas en todas las medidas (Jacobson y cols., 1996; Gortner, Golan, Dobson
& Jacobson, 1998). Estos hallazgos sugieren que la reestructuración
cognitiva puede no ser un componente necesario en el tratamiento de la
depresión. En un proyecto que replicó y amplió estos hallazgos, los
investigadores compararon las tareas de activación conductual para hacer en
casa con la terapia cognitiva (incluida la reestructuración cognitiva), con la medicación antidepresiva y con un grupo
de control placebo (Dimidjian y cols., 2003;
y discutido en Martell, Addis & Dimidjian, 2004). El grupo de
activación conductual rindió al mismo nivel que el grupo medicado con
antidepresivos en algunas medidas y mejor que él en otras. Tanto la activación
conductual como el grupo de antidepresivos superaron significativamente al
grupo de terapia cognitiva, que no era significativamente diferente del grupo
placebo de control. Estos resultados cuestionan seriamente la necesidad de
añadir la reestructuración cognitiva a la activación conductual en los
tratamientos de depresión.
En
la misma línea, Andrew Sweet y su equipo examinaron veintinueve estudios que
comparaban abordajes puramente conductuales con esos mismos tratamientos a
los que se añadían componentes cognitivos para superar una serie de trastornos (no
sólo depresión). Llegaron a la conclusión de que el 83% de los estudios
mostraba
que
no se conseguían mejores resultados añadiendo componentes terapéuticos específicos
de la reestructuración cognitiva (Latimer & Sweet, 1984; Sweet &
Loizeaux, 1991).
Por ello, aunque la adición de técnicas de reestructuración cognitiva a las
intervenciones conductuales puede mejorar los resultados con algunos individuos
que padecen
trastornos, un gran número de estudios sugiere que no siempre es así.”
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