¿Son los valores
religiosos relevantes ante la pandemia
del coronavirus para afrontar las adversidades que estamos viviendo?
(Ruiz y cols. 2020. En
revisión y ampliación)
Muchas personas son hostiles a la religión, es especial a la
cristiana y específicamente a la católica. No solo se trata de personas ateas
indiferentes ante esta sino además agresivas con todo lo que venga de fuentes
religiosas.
Esto es así en parte porque en muchos países durante años las
cúpulas religiosas estuvieron en conveniencia con regímenes dictatoriales en
algunas ocasiones.
De otro lado el pensamiento marxista, aunque hoy en día haya
decaído ha dejado su impronta en las políticas de izquierda que la plantean
como “opio del pueblo” para evadirse de condiciones de vida adversas y no
luchar por cambiarlas.
También desde la ciencia
que se vincula mayormente al materialismo, se plantea que la religión es
un tipo de creencia sin base científica contrastada y que muchas veces impide o
dificulta el desarrollo de la investigación y el avance y progreso de la
humanidad.
Sin embargo todos estos argumentos tienen diversas contrapartidas:
Muchas personas vinculadas a ideas progresistas y
anti-dictatoriales han estado relacionadas
con la iglesia, por ejemplo en la transición de la dictadura a la democracia en
España y en otros países.
En España además la asociación Caritas es una de las más
activas en ayuda social aunque después pueda ser vista como paternalista u
otras consideraciones, a menudo por personas que se limitan al mero ejercicio
de la crítica.
Muchos científicos de renombre se consideran creyentes y
articulan sus concepciones con sus creencias religiosas sí que por ello dejen
de lado una u otra esfera.
En estos días de pandemia todos estamos esperanzados en que
la ciencia descubra un fármaco y vacuna
que erradique el coronavirus y muchos depositan su esperanza en la
investigación científica, sin duda algo esperanzador y con visos de funcionar
esperemos lo más pronto posible.
La psicología desde la perspectiva psicoanalítica de Freud ha sido beligerante con la religión,
especialmente la cristiana a la que consideró prácticamente una neurosis
obsesiva de origen cultural.
Muchos psicólogos más actuales también como Albert Ellis
creador de una de las más importantes terapias cognitivas-conductuales, al menos
inicialmente la considera un conjunto de creencias irracionales y
supersticiosas en seres superiores que
nos otorgan favores pasando a generar
una dependencia afectiva con estos y evadirnos de llevar a cabo acciones de
cambio efectivas de nuestras realidades. También es cierto que un grupo
minoritario de terapeutas cognitivos sin embargo, son creyentes y tratan de
armonizar la terapia cognitiva con la religión.
Sin embargo aquí en la psicología también hay posturas más
respetuosas, como la adleriana que aunque la reduzca a ejercicio de estimular
la cooperación social le da un rol positivo, y también la logoterapia de Victor
Frankl que la considera fuente de significado en la vida de las personas.
Curiosamente la terapia de aceptación y compromiso que
proviene desde el conductismo, mal entendido por muchos como anti-humanista y mecanicista,
pone en relevancia los valores religiosos de muchas personas como fuente de
sentido y de acciones valiosas en situaciones adversas de la vida.
Esto no quiere decir que los terapeutas conductistas sean
religiosos ni mucho menos. La mayoría (no todos, me consta) son ateos, materialistas
y pragmatistas, pero consideran que la religión tiene funciones motivadoras en
muchas personas para dar sentido, valor y dirección a sus vidas, y en ese
aspecto consideran que los clientes que reciben ayuda psicológica y son
creyentes se pueden beneficiar de clarificar sus valores religiosos y actuar en
función de estos. Hay literatura al respecto.
Ver enlaces siguientes:
Mucho menos frecuente, al menos entre los psicólogos es que
se declaren públicamente creyentes ante el temor de recibir diversas críticas
de tipo materialista y científico desde algunas de las ópticas mencionadas;
obligando a una especie de evitación para la privacidad de estas creencias; llevándoles
estas contingencias reales o imaginadas a llevar una especie de disociación de
aspectos de su vida. Esto en la investigación psicológica se ha venido
obviando, y eso que a psicología estudia casi cualquier cosa.
En tiempos del coronavirus muchos se preguntan que donde está
Dios que permite estos horrores. Sin duda es una pregunta legítima para el que
los autores de este escrito no tenemos respuesta, al menos por el momento.
Lo que si percibimos es que la fe religiosa para muchos, y no
solo en tiempos adversos, son una fuente no solo de resilencia sino también de
compromiso social y apoyo a los prójimos, aunque en esto como en todas las
acciones humanas existan sus desajustes, hipocresías y carencias.
A menudo pasan desapercibidos datos como estos, que no
queremos dejar al margen:
(ARTÍCULO EN REVISIÓN POR LOS COLABORADORES QUE SERÁN MENCIONADOS PRÓXIMAMENTE)
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