¿Por qué fracasa (muchas o pocas veces) el tratamiento psicológico?
(Ruiz, 2021)
No tengo una respuesta definitiva y totalmente segura. Solo
tengo la experiencia de que a veces las intervenciones que hago no funcionan
para los objetivos buscados en la terapia.
Paralelamente tengo la capacidad de reflexionar y generar
hipótesis sobre por qué sucede esto, que como hipótesis no pretende ser una
respuesta definitiva sino solo tentativa a esta cuestión.
Hace ya casi 50 y tantos años que Frank desde su modelo de factores comunes propuso que todas
las psicoterapias consisten en sacar a las personas de un estado de
desmoralización presentando un relato o mito
de qué le pasa y en qué bucle vital está atrapado y a continuación la propuesta de un ritual para salir
de este, y que si el consultante se engancha con ese mito y ritual, las
posibilidades de salir de tal estado de desmoralización se incrementan.
Creo que es un buen modelo general aún en nuestros días, pero
con ciertas limitaciones, entre las que destacaré algunas que pueden dar cuenta
de las causas de por qué a veces fracasa la terapia y que no siempre se reduce, como a menudo
podría derivarse desde una perspectiva excesivamente tecnológica de la
psicoterapia de "la falta de habilidades del terapeuta":
1º-No todo el mundo que demanda servicio de atención mental
lo hace por un deseo de salir de un estado de desmoralización, o al menos no
siempre coincide lo que dice buscar con la finalidad de su demanda real. Por
ejemplo hay demandas manifiestas u ocultas que no desean mejorar, porque mejorar
supone la pérdida de diferentes ganancias. Aquí pueden entrar algunas demandas
de bajas laborales y pleitos jurídicos.
2º-El sistema de contingencias que ofrece y maneja el terapeuta en su terapia no es más potente
que el sistema de contingencias que tiene el paciente con sus problemas en su
vida diaria. Creo que este es uno de los principales motivos de fracaso en
terapia, y se relaciona también con el caso anterior y con otros muchos.
3º-El marco epistemológico del demandante derivado de su
sistema sociocultural y experiencia personal previa de cómo se genera, mantiene
y se podría solucionar su demanda
difiere del nuestro de manera importante “no creyendo que le seamos de
ayuda y demandando otros recursos”.
4º-Nuestros análisis de las génesis y mantenimiento de los
problemas del cliente (póngase por caso el análisis funcional de la conducta)
aunque sean preciso no permite el control real de esas variables ya sea por
limitaciones institucionales, de la propia complejidad del caso, etc.
5º-La aparente “disfuncionalidad o psicopatología” del
paciente le permite a este el acceso a recursos que de otra manera no serían
accesibles (apoyo, delegación de responsabilidades y otros beneficios, incluso
un sentido de ser especial a veces) que no facilitan el cambio propuesto por el
terapeuta
6º-También evidentemente, la falta de habilidades
terapéuticas para establecer una buena relación de trabajo con el cliente
concreto
7º-La implicación de diferentes terapeutas en paralelo en el
mismo caso con filosofías de trabajo no solo diferentes sino opuestas; por
ejemplo uno que comunica que el problema deriva de una disfunción cerebral a
restaurar y otro que se debe a carencias ambientales o de acciones para acceder
a gratificaciones, produciendo en el paciente confusión o elección a veces del
mínimo esfuerzo y delegación de responsabilidades
8º-Indicar psicoterapia en casos donde otros recursos y
actuaciones son más relevantes, haciendo intervenciones largas, redundantes e
inefectivas
Posiblemente existen más factores. Pero una cosa está
asegurada antes o después, aunque no se suela publicar ni explicitar, usted como terapeuta tendrá y
seguirá teniendo éxitos y fracasos terapéuticos.
La psicoterapia es un recurso limitado siempre, y al mismo
tiempo una oportunidad para ir aprendiendo de nuestros límites
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