lunes, 12 de septiembre de 2016

¿QUÉ ES EL YO Y LA PERSONA?. SUS FUNCIONES EN LA CONDUCTA HUMANA (Ruiz, 2016)



¿QUÉ ES EL YO Y LA PERSONA? SUS FUNCIONES EN LA CONDUCTA HUMANA 
(Ruiz, 2016)




   El Yo y la Persona, lejos de parecer términos ajenos a la tradición conductista (contextualismo funcional) forma parte de ella y su definición. El cómo llega a constituirse, sus funciones y efectos en la vida de las personas ocupa un lugar central en las terapias de "la tercera ola o generación" cognitivas-conductuales. 

   Ambos conceptos tienen un rol teórico explicativo en la aparición, desarrollo y mantenimiento de diversos problemas psicológicos (psicopatología)  como el caso de los trastornos de personalidad,  de la esquizofrenia, y en el cambio psicológico (por ejemplo desde la ACT y la FAP) vinculada con la teoría del lenguaje contextual de los marcos relacionales (por ejemplos los marcos deicticos y su papel en el cambio de perspectiva en terapia).

   Básicamente los estudios contextuales funcionales del yo parten de la tradición estadounidense (Skinner, , Kohlenberg, Hayes, Villate...), más interesada en la investigación de la teoría de los marcos relacionales/conducta verbal y su aplicación al cambio en terapia  mientras que los estudios del termino persona, tiene una fundamentación más europea, y en concreto española (Marino Pérez, José Manuel Montes, García Fuentes, Salvador Perona, Rafael Ferro...), interesada primero en conceptualizar y comprender filosófica y psicológicamente cómo se desarrollan determinadas experiencias (p.e la de la esquizofrenia) combinando los saberes de la teoría de los marcos relacionales y otros enfoques que sitúan el sujeto en la experiencia vital (p.e la fenomenología), y después en el como intervenir en ellas para producir cambios.

De manera muy escueta, hacemos una síntesis imperfecta de algunos de estos términos y los autores  más relevantes, en la tradición conductual:

 -Skinner-el Yo como sistema unificado funcionalmente de respuestas: Considera que el Yo no es necesario para explicar la conducta, aunque como hecho social que usa la gente merece explicación. El Yo es un sistema de respuestas funcionalmente unificado, es decir diferentes conductas (de pensar, sentir, recordar, hacer, etc.)  que tienen las mismas funciones en distintas situaciones. Las inconsistencias (o variabilidad situacional) que aparecen en  la conducta no se deben a fallas o disociaciones del yo sino a la triple contingencia contextual que da lugar al "conflicto de personalidades". El auto-conocimiento de sí mismo (del yo) parte del aprendizaje social con la comunidad ("¿qué estás haciendo?")  que está sujeto a múltiples experiencias de aprendizaje (castigo-represión, etc.) dando lugar a diferentes grados de autoconocimiento. El análisis de la conducta verbal, sus funciones y contingencias explica los fenómenos asociados a la experiencial del yo.

-Kohlenberg y la FAP-el Yo como unidad funcional verbal: La FAP está interesada en el cambio desde la misma relación terapéutica y en el abordaje de problemas complejos como los trastornos del yo o personalidad. Aquí lo fundamental es identificar las condiciones ambientales y de relación interpersonal que afectan al informe verbal de la experiencia de hablar del yo, que asume que incluye también la experiencia no verbal del yo. Desde la FAP se plantea como aparece y emerge la experiencia del yo a partir de las llamadas unidades funcionales que son secuencias o series de conductas verbales que se dan en determinadas situaciones que hacen probable su reforzamiento. Se relaciona con la conducta verbal de tactar objetos-situaciones (p.e "manzana"), después de tactar experiencias vinculadas a esos objetos-situaciones (p.e "quiero manzana") y después en tactar experiencias subjetivas que confluyen en la expresión verbal "yo", todo ello partiendo del aprendizaje vinculado siempre al contacto con otras personas. El cómo se haya aprendido esta experiencias es capital para entender los problemas del yo (trastornos de personalidad), el mayor o menor grado de control público de esas experiencias y su abordaje terapéutico. 

-Hayes y la ACT-Yo contenido, proceso y contexto: El niño aprende gradualmente a responder que está haciendo, quién es él/ella, que experimenta, quienes son los otros, etc. En base a diferentes aprendizajes discriminativos se define a sí mismo en base a conceptos o contenidos que describen sus preferencias, cualidades, virtudes, defectos, etc. Esto puede dar lugar a diversos problemas psicológicos cuando las personas se fusionan (apego o identificación excesiva) a esos conceptos-conductas verbales de autodefinición restringiendo la gama de posibilidades alternativas de acción en diferentes circunstancias (inflexibilidad psicológica) que le alejan de sendas de vida con más valor para ellas. Estos problemas con el "Yo Contenido" producen rigidez y reiteración de acciones donde la persona se engancha a porciones de su historia personal que se repite una y otra vez. El trabajo con la introducción de los marcos deicticos de las perspectivas es esencial en esta área para transformar las funciones de fusión a las de flexibilidad. 

   Como ACT asume que la vinculación excesiva al yo contenido suele ser problemática y limitante propone la práctica de la experiencia del aquí y ahora observando los diferentes contenidos mentales (mindfulness) sin juzgarlos y sin precipitarnos en llevarnos por ellos de manera que podamos funcionar más en la dirección de lo que valoramos que de los hábitos que la fusiones previas y evitaciones nos han enseñado. Esto se relaciona con el llamado "Yo Proceso o Autoconciencia" muy relacionado con la propia conciencia del ser que no se identifica con ninguno de sus contenidos.

   Por último ACT habla del "Yo  Contexto o Perspectiva" en relación a los marcos deicticos (aprendizaje verbal de las identidades y perspectivas) que implican comparaciones y  relaciones verbales en marcos de distinción de identidades  (yo vs tú, vs otros, etc.); marcos espaciales (aquí vs allí, etc.)  y los marcos temporales (ahora vs antes, después, etc.) y como en todos ellos subyace el yo contexto, dado que el mismo yo está presente en todos los marcos deicticos como autoconciencia permanente a pesar de que estamos con distintas personas, distintos momentos y situaciones de la vida. Su práctica produce la trascendencia del yo como perspectiva a todas las demás perspectivas y marcos relacionales. El trabajo con el yo contexto es el mayor antídoto ante la inflexibilidad psicológica y la evitación experiencial.

-Marino Pérez Álvarez-El planteamiento fenomenológico conductual del yo y la persona: Parte de la concepción activa del sujeto humano frente a la falsa caricatura habitual de presentarlo dentro del conductismo como pasivo y reactivo a estímulos ambientales. El sujeto operante (que actúa en la vida) está "sujeto" a su ambiente socio-cultural e histórico y para entender su conducta hay que analizar las funciones  Esas funciones se relacionan con la interacción del sujeto operante con las condiciones de su vida, de cómo le va en la vida con los efectos de sus acciones y  no en analizar su mente intrapsíquica. Afirma que el yo es un término muy maltratado en la tradición conductista y que es necesario retomarlo desde la perspectiva fenomenológica (especialmente con referencias a Ortega y Gasset).

   Desde la perspectiva fenomenológica-conductual que propone, el yo no es la conducta, ni el sistema organizado funcionalmente de respuestas (Skinner) , ni los repertorios básicos de conducta (Staast), ni tampoco las unidades funcionales verbales (Kohlenberg), ni las tres dimensiones apuntadas por la ACT. El yo no es la conducta, aunque al mismo tiempo no es algo distinto a ella. ¿Y cómo se explica esta paradoja? Para responder a esta cuestión recurre a varios aspectos:

(1) La construcción cultural del yo y el papel de la identidad fenoménica corporal: El desarrollo de una identidad personal ocurre en un contexto de aprendizaje interactivo continuo a lo largo de la vida que tiene como base el propio cuerpo y la sensación de mayor o menor seguridad como elemento fenoménico existencial, todo ello a través del lenguaje como elemento discriminante distintivo (del yo del de otros y las cosas, etc.). De todos modos el yo no se reduce al cuerpo, ni a la seguridad ni al lenguaje, aunque para su desarrollo esos elementos son esenciales para su desarrollo como continuidad de conciencia que por reflexividad repara en su trayectoria, recorrido y dirección que lleva en su vida. La ACT y la FAP carecen de las dimensiones fenoménicas del cuerpo y la seguridad que dan la base a la experiencia del yo. La experiencia corporal se mueve en tres direcciones (siguiendo Marino en esto a Sartre): el cuerpo para mí que da soporte a mi conciencia de continuidad en el mundo de la vida; el cuerpo o mi cuerpo para otros  como instrumento donde los demás operan mediante sus miradas, acciones y palabras que terminan siendo aversivas o atrayentes para ellos y el cuerpo para otros como cosificación donde aparece como útil u obstáculo a los intereses de otros. De la propia presentación del propio cuerpo, su cuidado y la conciencia del mismo, primero como objeto para otros (que me aparecen inicialmente como otros cuerpos, relaciones entre entes corpóreos) y después como conciencia de sí mismo y de que los otros tienen también sus sí mismos, derivan experiencia fenoménicas potentes en la configuración del yo como la vergüenza (a la mirada crítica y opinión adversa de si mismo) como elemento perturbador del yo y el narcicismo como elemento salvador de la presentación del propio cuerpo. 

(2) La construcción social de yo y la seguridad ontológica:   Ausente también en la teoría de ACT y FAP se relaciona con la confianza aprendida (o su falta) en las relaciones afectivas y de cuidados a partir de las figuras significativas de apego (en esto el conductismo radical entronca con la teoría psicoanalítica del apego de Bowlby, la confianza básica de Erickson, el espacio potencial de Winnicott, etc. Este aspecto, destaca Marino es básico en una concepción conductual que dé cuenta del yo. La sensación de seguridad existencial está relacionada con la presencia y ausencia de otros, lo que cabe esperar de ellos, etc.


(3) El sujeto operatorio con su identidad fenoménica corpórea y su seguridad ontológica ofrecen una continuidad en la vida como trayectoria (el yo como trayectoria) que configura un Estilo de Vida (en esto Marino toma el término de Alfred Adler) como conjunto de hábitos (repertorios de conductas cognitivas-lingüísticas, emocionales y de acción) que se orientan en una dirección en la vida (recuérdese que ACT pretende poner la conducta en una dirección valiosa más que evitadora) y dan sentido y continuidad a la misma. Es decir aparece un yo con su dimensión de persona, pero como sujeto activo y orientado a fines-reforzadores. 

(4) El yo conlleva un doble aspecto que forma parte de su dimensión paradójica: Aparece como actor por un lado y por otro como personaje, como sujeto de las propias acciones  y como objeto de la influencia del mundo circunstancial. Marino en esto se remite a la tradición orteguiana de “yo soy yo y mis circunstancias” como par conjugado que se define dialécticamente el uno al otro. La persona puede caer en uno de esos extremos, o bien la hiperreflexividad de su propia subjetividad, desconectando con el ritmo de la vida (punto cercano a la fusión cognitiva) o bien en dejarse llevar en exceso por los acontecimientos y llevar una vida mecanizada y neurotizante a merced de los otros y los intereses sociales ajenos. ACT y FAP recogen algunos aspectos de este tema, pero con menor profundidad.

(5) La reivindicación del concepto de persona como necesario en el conductismo: La persona no es el organismo, contrapone Marino a Skinner. Los repertorios de conductas, las unidades funcionales verbales del yo, y otros conceptos previos mencionados en ACT, FAP y otras tradiciones conductuales reseñadas antes  son insuficientes para entender la persona en el conductismo. Por lo pronto no dan cuenta de la corporeidad, la seguridad, la vergüenza y el orgullo, antes reseñado, y que tienen funciones claves en la definición conductual de la persona, ni mucho menos de la responsabilidad, aspecto conductista frecuentemente desapercibido y que tiene su génesis en el aprendizaje del autocontrol. Las contingencias no operan en el sujeto (la persona) de modo determinista y mecanicista sino de modo probabilístico y condicional sobre la conducta operante (voluntaria) con sus márgenes de decisión subjetiva (como operación de aprendizaje discriminativo que puede ser incrementada y empoderada)  y siempre entiendo la doble dirección dialéctica donde las consecuencias afectan a la probabilidad de la conducta y la conducta a las consecuencias. 

Dicho  de manera filosófica “se puede ayudar a otros y a uno mismo a ser y funcionar con más libertad y responsabilidad tanto por el conocimiento de las variables inadvertidas que controlan nuestra conducta como por el cambio de acción y dirección en la vida”.

¿Y todo este planteamiento filosófico conductista es pura especulación o tiene consecuencias prácticas?. *********. La revisión de la  concepción y abordaje de la esquizofrenia, la melancolía, los trastornos de personalidad  y otros problemas psicológicos desde nuevas y prometedoras perspectivas está íntimamente relacionada con estos temas de cómo entender conductualmente el yo y la persona*******

Aquí solo lo hemos bosquejado a grandes rasgos. Revisar la bibliografía al respecto nos hará caer en la cuenta del cada vez mayor papel del rol de los marcos deícticos, trabajo con las dimensiones del yo y aspectos de la persona que va teniendo cada vez más peso en las terapias de la tercera ola conductual y lo que venga en la cuarta, etc…

Aquí hacemos una relación a algunos artículos relevantes relacionados con este tema: (si ponen en google fenomenología esquizofrenia, Marino Pérez Álvarez, Jose Manuel García Montes y otros autores conductuales españoles mencionados harán una buena recopilación del tema ***)

-Kohlenberg, R y Tsai, M. Hablo, luego existo: una aproximación conductual para entender los problemas del yo. Escritos de Psicología, Volumen 5, pp. 58-62. 2001

-García Montes, J.M y Pérez Álvarez, M: Reivindicación de la persona en la esquizofrenia. International Journal of Clinical and Health Psychology, vol. 3, núm. 1, enero, 2003, pp. 107-122 Asociación Española de Psicología Conductual Granada, España.



Bibliografía basica:

-Kohlenberg, R y Tsai, M: Psicoterapia analítica funcional. Creación de relaciones terapéuticas intensas y curativas.Universidad de Málaga, 1991

-Pérez Álvarez, M. : Contingencia y drama.La psicología según el conductismo. Editorial Sínteis.Madrid, 2004

-Ruiz Sánchez, J.J: ¿Qué es el yo?. Desde la antropología filosófica a la psicología. AEPA, Úbeda, 2015.

-Skinner, B.F: Sobre el conductismo.Ediciones Orbis S.A. Barcelona, 1986 (original de 1974)

-Hayes, S.C; Strosalh, K y Wilson, K.G: Terapia de aceptación y compromiso. Proceso y práctica del cambio consciente (mindfulness). Editorial Descleé de Brouwers, Bilbao, 2014










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