¿QUÉ ES EL YO Y LA PERSONA? SUS FUNCIONES EN LA
CONDUCTA HUMANA
(Ruiz, 2016)
El Yo y la Persona, lejos de parecer
términos ajenos a la tradición conductista (contextualismo funcional) forma
parte de ella y su definición. El cómo llega a constituirse, sus funciones y
efectos en la vida de las personas ocupa un lugar central en las terapias de
"la tercera ola o generación" cognitivas-conductuales.
Ambos conceptos tienen un rol teórico explicativo en la aparición, desarrollo y mantenimiento de diversos problemas psicológicos (psicopatología) como el caso de los trastornos de personalidad, de la esquizofrenia, y en el cambio psicológico (por ejemplo desde la ACT y la FAP) vinculada con la teoría del lenguaje contextual de los marcos relacionales (por ejemplos los marcos deicticos y su papel en el cambio de perspectiva en terapia).
Ambos conceptos tienen un rol teórico explicativo en la aparición, desarrollo y mantenimiento de diversos problemas psicológicos (psicopatología) como el caso de los trastornos de personalidad, de la esquizofrenia, y en el cambio psicológico (por ejemplo desde la ACT y la FAP) vinculada con la teoría del lenguaje contextual de los marcos relacionales (por ejemplos los marcos deicticos y su papel en el cambio de perspectiva en terapia).
Básicamente los estudios contextuales
funcionales del yo parten de la tradición estadounidense (Skinner, ,
Kohlenberg, Hayes, Villate...), más interesada en la investigación de la teoría
de los marcos relacionales/conducta verbal y su aplicación al cambio en terapia mientras
que los estudios del termino persona, tiene una fundamentación más europea, y
en concreto española (Marino Pérez, José Manuel Montes, García Fuentes, Salvador
Perona, Rafael Ferro...), interesada primero en conceptualizar y comprender
filosófica y psicológicamente cómo se desarrollan determinadas experiencias
(p.e la de la esquizofrenia) combinando los saberes de la teoría de los marcos
relacionales y otros enfoques que sitúan el sujeto en la experiencia vital (p.e
la fenomenología), y después en el como intervenir en ellas para producir cambios.
De manera muy escueta, hacemos una síntesis imperfecta
de algunos de estos términos y los autores más relevantes, en la tradición
conductual:
-Skinner-el Yo como sistema unificado
funcionalmente de respuestas: Considera que el Yo no es necesario para explicar la
conducta, aunque como hecho social que usa la gente merece explicación. El Yo
es un sistema de respuestas funcionalmente unificado, es decir diferentes
conductas (de pensar, sentir, recordar, hacer, etc.) que tienen las
mismas funciones en distintas situaciones. Las inconsistencias (o variabilidad
situacional) que aparecen en la conducta no se deben a fallas o disociaciones
del yo sino a la triple contingencia contextual que da lugar al "conflicto
de personalidades". El auto-conocimiento de sí mismo (del yo) parte del
aprendizaje social con la comunidad ("¿qué estás haciendo?")
que está sujeto a múltiples experiencias de aprendizaje (castigo-represión,
etc.) dando lugar a diferentes grados de autoconocimiento. El análisis de la
conducta verbal, sus funciones y contingencias explica los fenómenos asociados
a la experiencial del yo.
-Kohlenberg
y la FAP-el Yo como unidad funcional verbal: La FAP está interesada en el cambio desde la misma
relación terapéutica y en el abordaje de problemas complejos como los
trastornos del yo o personalidad. Aquí lo fundamental es identificar las
condiciones ambientales y de relación interpersonal que afectan al informe
verbal de la experiencia de hablar del yo, que asume que incluye también la
experiencia no verbal del yo. Desde la FAP se plantea como aparece y emerge la
experiencia del yo a partir de las llamadas unidades funcionales que son
secuencias o series de conductas verbales que se dan en determinadas
situaciones que hacen probable su reforzamiento. Se relaciona con la conducta
verbal de tactar objetos-situaciones (p.e "manzana"), después de
tactar experiencias vinculadas a esos objetos-situaciones (p.e "quiero
manzana") y después en tactar experiencias subjetivas que confluyen en la
expresión verbal "yo", todo ello partiendo del aprendizaje vinculado
siempre al contacto con otras personas. El cómo se haya aprendido esta experiencias
es capital para entender los problemas del yo (trastornos de personalidad), el
mayor o menor grado de control público de esas experiencias y su abordaje
terapéutico.
-Hayes y la
ACT-Yo contenido, proceso y contexto: El niño aprende gradualmente a responder que está
haciendo, quién es él/ella, que experimenta, quienes son los otros, etc. En
base a diferentes aprendizajes discriminativos se define a sí mismo en base a
conceptos o contenidos que describen sus preferencias, cualidades, virtudes,
defectos, etc. Esto puede dar lugar a diversos problemas psicológicos cuando
las personas se fusionan (apego o identificación excesiva) a esos
conceptos-conductas verbales de autodefinición restringiendo la gama de
posibilidades alternativas de acción en diferentes circunstancias
(inflexibilidad psicológica) que le alejan de sendas de vida con más valor para
ellas. Estos problemas con el "Yo Contenido" producen rigidez
y reiteración de acciones donde la persona se engancha a porciones de su
historia personal que se repite una y otra vez. El trabajo con la introducción
de los marcos deicticos de las perspectivas es esencial en esta área para
transformar las funciones de fusión a las de flexibilidad.
Como ACT asume que la vinculación excesiva al yo contenido suele ser
problemática y limitante propone la práctica de la experiencia del aquí y ahora
observando los diferentes contenidos mentales (mindfulness) sin juzgarlos y sin
precipitarnos en llevarnos por ellos de manera que podamos funcionar más en la
dirección de lo que valoramos que de los hábitos que la fusiones previas y
evitaciones nos han enseñado. Esto se relaciona con el llamado "Yo
Proceso o Autoconciencia" muy relacionado con la propia conciencia del
ser que no se identifica con ninguno de sus contenidos.
Por último ACT habla del "Yo Contexto o Perspectiva" en
relación a los marcos deicticos (aprendizaje verbal de las identidades y
perspectivas) que implican comparaciones y relaciones verbales en
marcos de distinción de identidades (yo vs tú, vs otros, etc.);
marcos espaciales (aquí vs allí, etc.) y los marcos temporales
(ahora vs antes, después, etc.) y como en todos ellos subyace el yo contexto,
dado que el mismo yo está presente en todos los marcos deicticos como
autoconciencia permanente a pesar de que estamos con distintas personas,
distintos momentos y situaciones de la vida. Su práctica produce la
trascendencia del yo como perspectiva a todas las demás perspectivas y marcos
relacionales. El trabajo con el yo contexto es el mayor antídoto ante la
inflexibilidad psicológica y la evitación experiencial.
-Marino Pérez Álvarez-El planteamiento fenomenológico
conductual del yo y la persona: Parte de la concepción activa del sujeto humano frente
a la falsa caricatura habitual de presentarlo dentro del conductismo como
pasivo y reactivo a estímulos ambientales. El sujeto operante (que actúa en la
vida) está "sujeto" a su ambiente socio-cultural e histórico y para
entender su conducta hay que analizar las funciones Esas funciones se
relacionan con la interacción del sujeto operante con las condiciones de su
vida, de cómo le va en la vida con los efectos de sus acciones y
no en analizar su mente intrapsíquica. Afirma que el yo es un término muy
maltratado en la tradición conductista y que es necesario retomarlo desde la
perspectiva fenomenológica (especialmente con referencias a Ortega y Gasset).
Desde la perspectiva
fenomenológica-conductual que propone, el yo no es la conducta, ni el sistema
organizado funcionalmente de respuestas (Skinner) , ni los repertorios básicos
de conducta (Staast), ni tampoco las unidades funcionales verbales (Kohlenberg),
ni las tres dimensiones apuntadas por la ACT. El yo no es la conducta,
aunque al mismo tiempo no es algo distinto a ella. ¿Y cómo se explica esta paradoja?
Para responder a esta cuestión recurre a varios aspectos:
(1) La construcción cultural del yo y el papel de
la identidad fenoménica corporal: El desarrollo de una identidad personal ocurre en un contexto de aprendizaje
interactivo continuo a lo largo de la vida que tiene como base el propio cuerpo y la sensación de mayor o
menor seguridad como elemento
fenoménico existencial, todo ello a través del lenguaje como elemento discriminante distintivo (del yo del de
otros y las cosas, etc.). De todos modos el yo no se reduce al cuerpo, ni a la
seguridad ni al lenguaje, aunque para su desarrollo esos elementos son
esenciales para su desarrollo como continuidad
de conciencia que por reflexividad repara en su trayectoria, recorrido y dirección
que lleva en su vida. La ACT y la FAP
carecen de las dimensiones fenoménicas del cuerpo y la seguridad que dan la
base a la experiencia del yo. La experiencia corporal se mueve en tres
direcciones (siguiendo Marino en esto a Sartre): el cuerpo para mí que da soporte a mi conciencia de continuidad en el
mundo de la vida; el cuerpo o mi cuerpo
para otros como instrumento donde
los demás operan mediante sus miradas, acciones y palabras que terminan siendo
aversivas o atrayentes para ellos y el
cuerpo para otros como cosificación donde aparece como útil u obstáculo a
los intereses de otros. De la propia presentación del propio cuerpo, su cuidado
y la conciencia del mismo, primero como objeto para otros (que me aparecen inicialmente
como otros cuerpos, relaciones entre entes corpóreos) y después como conciencia
de sí mismo y de que los otros tienen también sus sí mismos, derivan
experiencia fenoménicas potentes en la configuración del yo como la vergüenza (a la mirada crítica y
opinión adversa de si mismo) como
elemento perturbador del yo y el
narcicismo como elemento salvador de la presentación del propio cuerpo.
(2) La construcción social de yo y la seguridad
ontológica: Ausente también en la teoría de ACT y FAP se
relaciona con la confianza aprendida (o su falta) en las relaciones afectivas y
de cuidados a partir de las figuras significativas de apego (en esto el
conductismo radical entronca con la teoría psicoanalítica del apego de Bowlby,
la confianza básica de Erickson, el espacio potencial de Winnicott, etc. Este
aspecto, destaca Marino es básico en una concepción conductual que dé cuenta
del yo. La sensación de seguridad existencial está relacionada con la presencia
y ausencia de otros, lo que cabe esperar de ellos, etc.
(3) El sujeto operatorio con su identidad fenoménica corpórea
y su seguridad ontológica ofrecen una continuidad en la vida como trayectoria (el
yo como trayectoria) que configura un Estilo de Vida (en esto Marino
toma el término de Alfred Adler) como conjunto de hábitos (repertorios de
conductas cognitivas-lingüísticas, emocionales y de acción) que se orientan en
una dirección en la vida (recuérdese que ACT pretende poner la conducta en una
dirección valiosa más que evitadora) y dan sentido y continuidad a la misma. Es
decir aparece un yo con su dimensión de persona, pero como sujeto activo y
orientado a fines-reforzadores.
(4) El yo conlleva un doble aspecto que forma parte de
su dimensión paradójica: Aparece como actor por un lado y por otro como
personaje, como sujeto de las propias acciones y como objeto de la influencia del mundo
circunstancial. Marino en esto se remite a la tradición orteguiana de “yo soy yo y mis circunstancias”
como par conjugado que se define dialécticamente el uno al otro. La persona
puede caer en uno de esos extremos, o bien la hiperreflexividad de su propia
subjetividad, desconectando con el ritmo de la vida (punto cercano a la fusión
cognitiva) o bien en dejarse llevar en exceso por los acontecimientos y llevar
una vida mecanizada y neurotizante a merced de los otros y los intereses
sociales ajenos. ACT y FAP recogen algunos aspectos de este tema, pero con
menor profundidad.
(5) La reivindicación del concepto de persona como
necesario en el conductismo: La persona no es el organismo, contrapone
Marino a Skinner. Los repertorios de conductas, las unidades funcionales
verbales del yo, y otros conceptos previos mencionados en ACT, FAP y otras
tradiciones conductuales reseñadas antes
son insuficientes para
entender la persona en el conductismo. Por lo pronto no dan cuenta de la corporeidad, la seguridad, la vergüenza y
el orgullo, antes reseñado, y que tienen funciones claves en la definición
conductual de la persona, ni mucho menos de la
responsabilidad, aspecto conductista frecuentemente desapercibido y que
tiene su génesis en el aprendizaje del autocontrol.
Las contingencias no operan en el sujeto (la persona) de modo determinista y
mecanicista sino de modo probabilístico y condicional sobre la conducta operante
(voluntaria) con sus márgenes de decisión subjetiva (como operación de
aprendizaje discriminativo que puede ser incrementada y empoderada) y siempre entiendo la doble dirección
dialéctica donde las consecuencias afectan a la probabilidad de la conducta y
la conducta a las consecuencias.
Dicho de manera
filosófica “se puede ayudar a otros y a
uno mismo a ser y funcionar con más libertad y responsabilidad tanto por el
conocimiento de las variables inadvertidas que controlan nuestra conducta como
por el cambio de acción y dirección en la vida”.
¿Y todo este planteamiento
filosófico conductista es pura especulación o tiene consecuencias prácticas?.
*********. La revisión
de la concepción y abordaje de la esquizofrenia,
la melancolía, los trastornos de personalidad y otros problemas psicológicos desde nuevas y
prometedoras perspectivas está íntimamente relacionada con estos temas de cómo entender
conductualmente el yo y la persona*******
Aquí solo lo hemos bosquejado a grandes rasgos. Revisar la bibliografía al
respecto nos hará caer en la cuenta del cada vez mayor papel del rol de los
marcos deícticos, trabajo con las dimensiones del yo y aspectos de la persona
que va teniendo cada vez más peso en las terapias de la tercera ola conductual
y lo que venga en la cuarta, etc…
Aquí hacemos
una relación a algunos artículos relevantes relacionados con este tema: (si ponen en google fenomenología esquizofrenia, Marino Pérez Álvarez, Jose Manuel García Montes y otros autores conductuales españoles mencionados harán una buena recopilación del tema ***)
-Kohlenberg,
R y Tsai, M. Hablo, luego existo: una aproximación conductual para entender los
problemas del yo. Escritos de Psicología, Volumen 5, pp. 58-62. 2001
-García
Montes, J.M y Pérez Álvarez, M: Reivindicación de la persona en la
esquizofrenia. International Journal of Clinical and Health Psychology, vol. 3,
núm. 1, enero, 2003, pp. 107-122 Asociación Española de Psicología Conductual
Granada, España.
Bibliografía basica:
-Kohlenberg, R y Tsai, M: Psicoterapia analítica funcional. Creación de relaciones terapéuticas intensas y curativas.Universidad de Málaga, 1991
-Pérez Álvarez, M. : Contingencia y drama.La psicología según el conductismo. Editorial Sínteis.Madrid, 2004
-Ruiz Sánchez, J.J: ¿Qué es el yo?. Desde la antropología filosófica a la psicología. AEPA, Úbeda, 2015.
-Skinner, B.F: Sobre el conductismo.Ediciones Orbis S.A. Barcelona, 1986 (original de 1974)
-Hayes, S.C; Strosalh, K y Wilson, K.G: Terapia de aceptación y compromiso. Proceso y práctica del cambio consciente (mindfulness). Editorial Descleé de Brouwers, Bilbao, 2014
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