miércoles, 5 de febrero de 2020

¿SOMOS LOS CONTEXTUALES CONDUCTISTAS? (RUIZ, 2020)





¿Somos los contextuales conductistas? 
(Juan José Ruiz Sánchez, 2020)

Hace poco vi un mensaje  en una conocida página de terapias contextuales, a la que admiro, un mensaje que dice que los psicólogos contextuales no son conductistas por abusar de términos mentalistas y dualistas y no basarse en los procesos de aprendizaje conductistas.

En primer lugar si esa es la línea de la propia página, que lo ignoro, ya tiene una contradicción con su propia denominación de contextual.

Supongo que definir a los demás de algo es un conjunto de conductas verbales encaminadas (reforzadas) no solo a describir topográficamente lo que hacen y con qué contactan (sus estímulos físicos-verbales) sino que apunta a un “mando disfrazado” de advertencia y castigo (además de a los posibles reforzadores ligados a polemizar y ganar debates) que “castiga” la desviación de la regla correcta para quienes la profieren.

Los humanos funcionamos muchas veces así, definimos, nos definen, nos gusta formar parte de un grupo, de una élite, en este caso científica que proveerá de grandes descubrimientos, aportaciones y avances, lo que no está carente de cierto "mesianismo" y "utopismo". 

Otras veces simplemente porque lo distinto nos resulta amenazante y es mejor excluirlo.

Estos movimientos de “exclusión” en la psicología no son nuevos. Ya Freud realizó movimientos similares para preservar la pureza del psicoanálisis y otorgo al círculo de los cercanos la señal de los famosos anillos. A pesar de todo hubo divergencia y el psicoanálisis evolucionó en múltiples narrativas y versiones. 

Lo mismo ha sucedido con el conductismo, donde hoy aparece al  menos tres líneas más fuertes  en disputa: los analistas de conducta, herederos de la tradición skinneriana, los interconductistas herederos de las contribuciones de Kantor y Ribes y los contextualistas herederos de la contribución de Hayes; amén de otros autores injustamente relegados (p.e Staats y los socioconductistas, entre otros más).

Otros bebemos algo de todas esas tradiciones conductistas, tratando de discriminar lo relevante de cada cual para nuestros contextos de vida; y aun apreciando  aspectos de otras psicologías no conductistas.

Ya sé que se me va a contra-argumentar que solo buscan basarse en ciencia, materialismo y evidencias. Pero resulta que ni la misma concepción de la ciencia, del materialismo y las evidencias no son un monolito unificado sino que contienen elementos de diversidad, sin que por ello sean menos ciencia.

Para mi criterio personal, los contextualistas somos conductistas dentro de esta familia diversa.

Ya para otro día hablaremos de los términos que usan algunos psicólogos conductistas contextualistas y que para algunos tienen la función de ser dualistas y por lo tanto rechazable; a veces con evidencia, no lo dudo; otras sin ella.  

Lo que no encontré por ahora en ningún psicólogo contextual conductista es que defienda la entidad de una mente distinta a la conducta o a la relación de la persona con su vida; salvo que usen los términos mentalistas usuales para producir cambios de funciones de la conducta.

Si otros quieren tener el marchamo del conductismo, ya pueden ir haciendo “los anillos” (los de Freud o Jennifer López, para el caso da casi igual); eso sí, cuando surjan “los enanos”, tengan buenos dispositivos de castigo o extinción, y tengan cuidado de no confundir los amigos con los enemigos y no terminen quemando todo el bosque conductista.


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