domingo, 2 de marzo de 2014

SI FREUD LEVANTARA LA CABEZA:: UNA RECONCEPTUALIZACION DESDE LA FAP



http://www.canal.uned.es/mmobj/index/id/16085

Ponente: Martín, F. Almería
Cogiendo como hilo conductor la idea transmitida en el primer congreso de SAVECC acerca de que si Freud redivivo estuviera entre la comunidad clínica sería un terapeuta FAP, se argumenta que ciertos aspectos de la técnica, de la teoría y de la situación psicoanalítica clásica obtienen desde FAP una clara comprensión a través de las herramientas conceptuales y prácticas provenientes del Análisis Funcional de la Conducta Clínica. No se trata de destacar las semejanzas entre ambas formas de tratar los problemas psicológicos, sino de la posibilidad de re-escribir el psicoanálisis a la luz de la Psicoterapia Analítico Funcional. Los componentes básicos de ambas terapias serían la producción de material (esencialmente conducta verbal, pero por supuesto otro tipo de comportamientos interpersonales), el análisis (esencialmente interpretativo) y la relación terapéutica (alianza y afectos). El concepto central de resistencia sería toda suerte de comportamientos generalmente destinados a la evitación experiencial (negación, racionalización, rumiación, proyección e introyección) y serían conceptualizadas como conductas clínicamente relevantes tipo I en FAP. La intervención en ella podría ser la aclaración e interpretación (una explicación funcional de la conducta evitativa en términos biográficos) y precisamente podría adquirir el paciente una adecuada manera de entender su conducta (CCR3). La transferencia, concepto central en el psicoanálisis, sería la actualización in vivo de emociones, sentimientos, deseos y conductas hacia el terapeuta (en gran medida CCR I) y que es necesario generar en la sesión (tanto con posturas abstinentes “psicoanalíticas” como pro-activas como confrontación o seducción, dado que siempre se está haciendo algo). En definitiva, la transferencia es traer el repertorio conflictivo pasado a la situación presente. Respecto a la relación terapéutica, probablemente tendría sentido en la Viena de fin de siglo esconderse tras el diván. No formaba parte de las prácticas sociales la apertura del mundo privado. Esta represión es sustancialmente menor hoy, por ello Freud haría de espejo cara a cara. De hecho, ambas terapias requieren crear afecto para que haya efecto (en ello consiste la utilización contra-transferencial). En definitiva, hacer consciente lo inconsciente no deja de ser común en ambos formatos.

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