viernes, 26 de junio de 2020

CUANDO LA EMOCIÓN TE HABLA DE LOS LÍMITES (Ruiz, 2020)






Cuando las emoción te habla de los límites (Ruiz, 2020)

Imagina que  como psicólogo atiendes a multitud de variedad de casos que te son derivados por médicos de cabecera con la indicación de “trastorno de tal se recomienda terapia psicológica”.

Puedes encontrarte (en un servicio público) con una persona de 80 años, con hipoacusia (sordera)  que te describe que lleva casi toda su vida con depresiones, que prácticamente ha hecho la mayor parte de su vida vinculada a servicios de salud mental y múltiples tratamientos anteriores diversos con muchos psicólogos y psiquiatras de distinto pelaje. Y esa persona te dice, “usted es el que sabe, dígame que hago, pero que me revisen también la medicación", etc.

Otras vienen por que se lo han indicado, y en tu media hora (no en los 45 minutos o la hora del libro que leíste) le tratas de conversar para hacer un análisis funcional y responde con vaguedades a pesar de pedirles ejemplos recientes o te hablan de problemas económicos, laborales, de salud donde la respuesta psicológica parece insuficiente,  y tratas de responder a estas demandas, etc. Ves a 8 y solo con uno pudiste hacer algo de ACT o FAP.

Y otros parecidos de personas con problemas cronificados, y tú como psicólogo/a con agendas diarias de 8 personas citadas a las que ves cada 2-3 semanas si la cosa viene bien. Muchas veces te preguntas si el propio sistema de atención, diagnósticos y las respuestas que se le dieron conformaron esas cronificaciones.

Por si fuera poco estás en un servicio donde tu compañero es psicodinámico, sistémico o puramente prescristor de fármacos, y que defienden con tanto ahínco su perspectiva como tú la tuya. Muchas veces me pregunto si esto de identificarse con perspectivas de la psicología tiene más que ver con una necesidad de asegurarse y tener un pequeño lugar de reconocimiento social que otra cosa

Después ves en cursos, masteres, webinar, etc.; estupendas promociones de terapias diversas, para problemas del yo, problemas de ansiedad, depresiones, problemas relacionales y un largo etcétera, métodos de conversaciones terapéuticas, análisis funcionales, análisis de sistemas, y otras estrategias diversas para cambiar la perspectiva, sean contextuales, constructivistas o estratégicas, pues todas se postulan como alternativas y herramientas poderosas de cambio y te ponen vídeos o te indican lecturas con pacientes donde manejan la situación con una soltura increíble, y a ti se te queda cara de tonto y sentimiento de terapeuta ineficaz.

A mi he ha pasado eso  a veces, ya menos.

Y comienzas, muchas veces a pensar que necesitas un reciclaje personal, pues evidentemente si ellos se manejan con soltura y tú no, el problema es que a ti te faltan habilidades,  flexibilidad personal, contacto con el presente, o vaya usted a saber.

Desde el lugar o la institución donde trabajas, te llega de todo, y muchos no saben ni que es eso de un psicólogo, y además te piden soluciones rápidas y si les plantea la desesperanza creativa muchos ni vuelven; por el momento, más adelante, piden cita y vuelta a empezar.

Y más, si se te ocurre compartir estas experiencias con colegas, la mayoría ni trabajó en un servicio público de este tipo, y que te aconsejan desde sus habilidades técnicas de cómo manejar esa situación.

Con todo este cóctel contextual por dentro y por fuera comienzas a contactar con mensajes de tu mente y de los otros que te hablan de incompetencia o “la vas a derivar” a la vuelta de la esquina y empiezas a sentir una sensación de estar quemado, de impotencia.

Pero recuerda se abre una oportunidad inmensa, para ti y para tus pacientes quizás, cuando de higos a brevas te das cuenta de que tú no eres lo que dice tu mente ni lo que sientes, pero al mismo tiempo contactas con los límites, con los de fuera y con los tuyos. 

Y al menos en mi experiencia, aprender de los límites con las sensaciones y emociones que conllevan, pues por muy observador que te pongas no eres una piedra de cemento y sientes esos límites, empiezas a soltar ego, narcisismo, y un largo reguero de mierdas mentales y te haces  a trompicones sencillamente  imperfecto.

A trompicones, así voy.

Úbeda, 26-6-2020
Juan José Ruiz Sánchez

1 comentario:

  1. Juan, creo que el contexto que describes en servicios públicos (aunque no exclusivamente) es de alta frecuencia. Creo que lo que propones al final de tu texto, se me aparece como una suerte de desesperanza creativa y, por ello, un momento para abrirnos a opciones diferentes, exponiéndonos a las contingencias que describes y abandonando algunas reglas que hemos aprendido de libros, videos, cursos y demás. Te agradezco traer a la mano estos contextos, para volver a conectarnos.

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