AUTOCOMPASIÓN: UNA
PERSPECTIVA FUNCIONAL
(Ruiz, 2020)
Para definir un término o concepto lingüístico es necesario
atender a su uso habitual en una cultura determinada y a sus referentes
históricos en esa cultura.
El termino autocompasión se refiriere según la real academia
española (R.A.E) como referente de la
cultura hispano parlante a “la compasión hacia uno mismo”.
¿Y qué es la compasión hacia uno mismo? Según la R.A.E Sentimiento de pena, de
ternura y de identificación ante los males de
alguien”
O sea siguiendo la anterior definición, la autocompasión,
según su uso en medios hispanoparlantes recogidos por la RAE es sentir pena,
ternura e identificarse con los males de uno mismo. Sus componentes son tres,
digamos desde la cultura popular compartida por las personas hispanas:
.La pena hacia uno mismo: Sentir tristeza, dolor, tormento o
sentimiento corporal
.La ternura hacia uno mismo: Sentir cariño por uno mismo
.La identificación hacia uno mismo: Experimentar el dolor
como algo propio.
Sin embargo gracias a la tradición budista y ciertas
prácticas psicológicas norteamericanas de las últimas décadas que beben de esta, la
autocompasión se ha introducido en el bagaje de las prácticas culturales
occidentales, incluidas las hispanoparlantes y se define como un conjunto de
formas o topografías:
-Un estado receptivo que observa sin juicios la experiencia
personal de malestar en curso sin emitir juicios valorativos y que atiende a
las necesidades personales.
-Aplicando calidez y comprensión a nosotros mismos cuando
sufrimos, nos rechazan o experimentamos sentimientos calificados como
inadecuados, aceptando la imperfección y que no tendremos muchas veces lo que
deseamos.
-Que los sentimientos de fracaso y dificultades es algo común
y compartido por muchas personas.
Si comparamos la definición popular hispanoparlante o sea
occidental y la budista/occidentalizada por esas prácticas psicológicas vemos
que ambas coinciden en sus definiciones de aceptación del dolor como algo
propio, pero la budista occidentalizada a diferencia de la hispanoparlante, lo
hace desde una perspectiva observadora sin emitir juicios sin centrarse en la
pena hacia sí mismo (no es darse lástima) y de manera compartida con otros seres humanos, aspectos
ausentes en la definición de la RAE.
Así tenemos ya unas definiciones topográficas de lo que es la
autocompasión, es decir de los tipos de acciones humanas conllevan y que son
calificadas como tales.
Tales acciones humanas son conductas abiertas o encubiertas,
y están sujetas a funciones. Según sus funciones en determinadas situaciones o
contextos pueden ser problemáticas o adecuadas. O sea la autocompasión per se
ni es adecuada o inadecuada, sino según qué situación y que consecuencias tenga
para uno mismo y para las personas que se relacionan entre sí.
Habitualmente se presenta como una alternativa a la autoestima y se priorizan sus ventajas sobre aquella, proponiendola como panacea casi universal. Hacer esto con una clase de conducta, es decir afianzar sus bondades topográficas sin tener en cuenta el contexto, va de la mano habitual de toda la tradición del conductismo metodológico (de hecho muchas terapias basadas en la compasión son conductismo metodológico con sus constructos neurotales a la mano) aunque se presenten como repertorios relevantes y saludables.
Veamos ejemplos de la diferencia con una lectura "funcional".
Pongamos ejemplos:
.Fulanito ha sufrido un accidente cerebrovascular mientras se
preparaba sus oposiciones de magisterio que era a ilusión de su vida teniendo
que interrumpir las mismas, sometiéndose a varias operaciones que han tenido
como consecuencia un daño cerebral adquirido tras ese accidente que le
dificulta la concentración y retención de lo que estudia. En su historia de
aprendizaje o biografía personal esta persona desarrollo la regla (o creencia)
de que para sentirse completa en la vida debe realizar sus sueños personales.
Después de estas operaciones cuando se pone a estudiar o a
prepararse unas oposiciones observa que le cuesta concentrarse y que se le
dificulta estudiar, produciéndose un estado de ansiedad, tristeza, rabia y autocríticas (A), que le lleva a aislarse,
abandonar actividades previas y enfadarse con otros (B), que a la larga le
hacen sentir incomprendido, solo, fracasado y apartado de otros (C).
Aquí una terapia que use el aprendizaje de la autocompasión
junto a la adaptación de sus tareas a sus
limitaciones y recuperación funcional (neuropsicológica) hasta donde sea posible podría estar
indicada. Trabajar con sus reglas verbales moldeándola verbalmente y/o defusionándose
de ellas, junto a la búsqueda de actividades reforzantes a su alcance también podría
ser necesario
.Menganito suele funcionar en su vida diaria de manera indulgente, demorando las tareas y
compromisos con otras personas. En su historia y circunstancias de vida parece
haberse reforzado con frecuencia la evitación de tareas que impliquen un
esfuerzo y responsabilidad mantenida a lo largo del tiempo. Recientemente acude
al psicólogo porque dice sentirse mal tras las críticas de algunos amigos a
estas conductas solicitando ayuda para dejar de sentirse mal. Para escapar a la presión social de su
entorno parece que “tener una depresión” podría salvarle de que otros sigan con
esas críticas.
En este caso una terapia de la autocompasión podría ser
contraproducente al poder reforzar de manera indirecta el escape a esos
castigos de terceros, y quizás reconocer sus errores y las consecuencias de los
mismos y aprender a corregirlos puede ser más oportuno; junto al reforzamiento
gradual de sus compromisos, incluidos los de asistencia a terapia y cumplimiento
de tareas de la misma, aunque si el psicólogo adopta esta posición su trabajo
se puede ver comprometido. En este caso condicionar la “culpa sana” junto a las
“acciones responsables” podría ser más funcional al menos en sus relaciones
interpersonales que la autocompasión.
En ambos casos hay que comprobar si las intervenciones aumentan
las conductas clínicamente relevantes adecuadas
y disminuye las inadecuadas dentro y fuera de las sesiones y estas se mantienen
en el tiempo.
Esta segunda persona en otro momento y circunstancia de su vida podría beneficiarse de la autocompasión, por lo que no es excluyente a otros contextos y funciones diferentes.
La topografía no es la función.
¿Autocompasión? Pues depende del caso y situación.
No es manjar para todos/as.
Reflexiones ayudadas por conversación personal con mi amigo y
colega Fabi Cravzoff.
Hola, muy bueno el artículo! Solo un comentario, cuando hacen la triple relación de contingencia de "fulanito", sería interesante que (C) explique por qué la conducta es reforzada y se mantiene, porque con las consecuencias en el largo plazo que describen, la conducta debería disminuir sus probabilidades de emisión, no se entiende qué es lo que la refuerza. Solo un comentario, el artículo me pareció excelente!! Gracias!
ResponderEliminar