Es debatible que las terapias
cognitivas-conductuales de tercera generación se basen en el conductismo
radical o en el conductismo metodológico. Y es debatible porque deja asuntos
abiertos y controvertidos en juego.
¿Y qué diferencia hay entre ambos
conductismos? Siguiendo la exposición que hace Bautista Fuentes (2001) sobre
ambos conductismos:
.El conductismo metodológico se
caracteriza por considerar la conducta como un indicador objetivo para estudiar
procesos psicológicos (mentales) o neurofisiológicos no observables
directamente siempre que se siga un método empírico y metodológico para
estudiar esas relaciones hipotéticas deductivas.
.El conductismo radical la
conducta es el contenido propio y exclusivo del campo de estudio de la
psicología sin recurrir a constructos no conductuales. Hay que recordar que la
conducta es el flujo continuo y funcional de relaciones entre los organismos
vivos y sus medios ambientes.
En este sentido para Hayes y
cols. (2001) las terapias de tercera generación, al menos para la ACT, se basan
en el contextualismo funcional, una filosofía que deriva en un programa
científico basado en el pragmatismo (filosofía previa con autores de referencia
como Williams James, Peirce, Dewey, etc.) que destaca las relaciones entre los
conceptos y sus implicaciones prácticas por sus efectos, consecuencias o funciones
en la vida de las personas; y por otro lado en el propio conductismo radical.
En este sentido las terapias de tercera generación, sobre todo si hablamos de
ACT (y de FAP aún más) se asientan en el conductismo radical.
Ahora bien, ¿esto es válido para
todas la terapias cognitivas-conductuales de tercera generación y aún para la
propia ACT como uno de sus referentes principales? Es un tema abierto y
bastante debatible por varios aspectos en mi opinión personal:
(1) La nueva propuesta de Hayes y
Hoffman (2018) basada en procesos incluye al menos a nivel pragmático la
combinación de los procedimientos cognitivos conductuales de segunda generación
como la reestructuración cognitiva de esquemas cognitivos y los procesos del
hexaflex de la ACT; junto a otros procedimientos diversos en una especie de
batiburrillo de técnicas de intervención, que si fueran traducidas
conductualmente (Froján y Calero, 2011) no habría mayor problema al remitirlas al
conductismo radical, pero que en su presentación original combinan elementos mentalistas
y conductuales bajo un nuevo concepto unificador llamado "procesos"
que no se sabe muy bien si se refiere a un constructo puramente empírico (
búsqueda de resultados o eficiencia) o aspira también a ser concepto
explicativo a un nivel distinto a lo conductual. Es debatible sin duda.
(2) El uso de términos
intermedios en muchas terapias de tercera generación que a veces son
descripciones de complejas relaciones funcionales en términos metafóricos
(Hexaflex, Flexibilidad Psicológica por ejemplo) para referirse a clases o
repertorios de conductas en relación al medio ambiente y otras se convierten a
su vez en explicaciones de otras conductas, a veces de manera un tanto
circular me lo parece. En el caso de la DBT de Linehan, incluso su autora a
veces ha dicho que no era una terapia de tercera generación, otras ha
colaborado con Hayes sin definir esto del todo, etc. Otro tema en debate.
(3) La propia y amplio uso de
conceptos y métodos derivados de la tradición budista que se trasladan a lo
conductual como nuevos elementos de técnicas de intervención
(mindfulness, autocompasión); otras como nuevos repertorios de conducta a desarrollar
y otras veces también como elementos explicativos de lo que le sucede al
cliente sin que muchas veces quede claro a que se refieren en realidad, dado
que desde el conductismo radical que sean repertoritos funcionales en muchos
contextos puede ser coherente con su marco, pero no cuando se convierten en
explicaciones de otras conductas, dado que se reifica el constructo para
explicar conductas y no se hace desde las relaciones entre el sujeto y su
medio. Otro tema controvertido
(4) Y por si fuera poco están las terapias de tercera generación de inspiración cognitiva como las terapias cognitivas diversas basadas en el mindfulness, la compasión y la metacognición; según el matiz preponderante de cada uno de estos tres elementos. Son terapias claramente situadas en el conductismo metodológico. Es difícil encontrar en sus autores y textos por ejemplo el uso del análisis funcional de los casos, enseña y referente del conductismo radical.
Si lees un texto de terapia y no se hace mención si quiera al análisis funcional de la conducta, la sospecha de que sea conductismo metodológico aumenta a raudales.
En resumen, mi pronóstico es que
las terapias de tercera generación unas sin pretenderlo y otras pretendiéndolo
están haciendo triunfar al conductismo metodológico.
¿Nos vamos a rasgar las
vestiduras por ello? Para los que estén cómodos o acomodados con este giro,
evidemente no.
Para los que deseamos y
defendemos una concepción de la psicología (del conductismo) no
metodológico esta es una deriva de vuelta al mentalismo, un gran paso atrás.
¿Solución?
1. Transformar los conceptos
intermedios a procesos básicos de aprendizaje.
2. Tener en cuenta que
"mindfulness, compasión, metacognición" son clases de conductas o repertorios
de conductas a explicar mediante los principios del aprendizaje y no
explicaciones per se por esos conceptos mentalistas o religiosos.
.En resumen establecer relaciones
funcionales de todos estos nuevos elementos y su pro y contras según qué
contextos y objetivos.
Bibliografia mencionada:
· -Bautista Fuentes, J. (2001).
Diferencias entre el conductismo radical y el conductismo metodológico y su
significado respecto al estatus disciplinar de la psicología. Revista de
Historia de la Psicología. Volumen 22, n 2, pp. 207-226.
· . Froján Parga, M.J y Calero Elvira, A.
(2011). Guía para el uso de la reestructuración cognitiva como procedimiento de
moldeamiento. Psicología Conductual 19.3, pp.659-682
· . Hayes, S.C.; Barnes-Holmes, D. & Roche, B. (Eds.).
(2001). Relational Frame Theory: A Post-Skinnerian account of human language
and cognition. Nueva York: Plenum Press.
· .Hayes, S. C., Hofmann, S. G. (Eds.). (2018). Process-based CBT: The science and core clinical
competencies of cognitive behavioral therapy. Oakland, CA: New
Harbinger.
Muy interesante reflexión sobre un tema actual de debate.
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